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Nick Clegg: “Es bastante complicado que Sánchez mantenga que es proeuropeo sin asumir su responsabilidad en el gasto de Defensa”

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Lo dice entre decepción y humor, mientras explica que el libro no es lo que muchos esperarían.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Alcanzamos Segovia, en el campus del IE. Un convento centenario, fundado en 1218, que con el tiempo sirvió como monasterio, penitenciaría, orfanato, hospicio… y ahora, una escuela de negocios.

Mi primera visita es al auditorio, que en realidad es una vieja iglesia. Se percibe en su arquitectura y en la acústica.

Como si de una misa se tratara, escuchamos el sermón: “La Unión Europea se dirige a convertirse en un museo”, “hay que partir de cero”, “el Reino Unido podría volver a Europa en 20 años, si permanece viva”…

A lo lejos, allí está nuestro entrevistado: el exviceprimer ministro británico Nick Clegg (Chalfont St. Giles, 1967), que se encuentra inmerso en un debate sereno pero encendido con el italiano Enrico Letta sobre el futuro de Europa.

Durante la conversación, Clegg admite que podría haber terminado como burócrata europeo, pero que el entorno no le convenía. Además, afirma que Europa “ante la duda regula” y eso le desagrada.

Una ideología liberal que se muestra de forma constante, pues está convencido de que el liberalismo no debe retroceder en estos tiempos; al contrario, insiste en que tiene que probar su valía tanto en la paz como en la convulsión.

Unos minutos después del debate aparece nuestra cita. “¿Un café? Vamos a la cafetería”, propone. Así que nos dirigimos allí.

Aprovechamos para conversar sobre su nuevo libro, *How to Save the Internet*, publicado en el Reino Unido y que llegará en unas semanas a España.

“¿Puedes creer que con Enrico se me olvidó mencionar que lo he escrito?”. Lo dice entre decepción y humor, mientras explica que el libro no es lo que muchos esperarían.

Y tiene razón. Cuando el responsable de asuntos públicos de Meta escribió hasta enero de este año sobre su antigua empresa y negocio, muchos esperaban una crítica despiadada. Pero no hay nada de eso en él. Todo lo contrario.

“Aquí me acusan de defender a Meta; en Silicon Valley están furiosos porque soy muy crítico”, comenta antes de iniciar la entrevista. Se nota que Clegg conoce el juego, controla los tiempos, el contexto, y mide sus palabras…

Empezamos. Nos sentamos en un aula, con café y cacahuetes a mano, y empezamos a charlar con quien dirigió el Partido Liberal Demócrata entre 2010 y 2015.

Malos tiempos para ser liberal…

La verdad es que sí. Vivimos en una era de antiliberalismo, con varios motivos detrás. Tradicionalmente el liberalismo se vinculó a la globalización, pero esa asociación ha cambiado en los últimos años.

Sobre todo en Estados Unidos y en algunas regiones de Europa. La globalización, antes motor de crecimiento, ahora la percibe mucha gente como una amenaza para sus vidas y su soberanía…

Y eso plantea un problema. Uno de los dilemas más complejos que enfrentamos es que estamos frente a una desglobalización política mientras la globalización tecnológica avanza sin parar.

En su libro plantea que estamos ante una guerra entre EE. UU. y China por el control de Internet y la Inteligencia Artificial (IA). ¿Quién saldrá vencedor?

No habrá ganadores ni vencidos. Su pregunta sugiere que esto se parece a la Guerra Fría, como si Occidente superara en gasto, fuerza e innovación a la Unión Soviética y, de repente, el Muro de Berlín cayera y todo se derrumbara. Eso no ocurrirá.

Estamos frente a una desglobalización política en la que la globalización tecnológica sigue creciendo.

¿Y entonces?

China ya es demasiado poderosa. Lidera en tecnología verde, metales raros… y también en IA.

Obsérvese que los modelos de IA más avanzados en código abierto provienen de China, no de Silicon Valley.

Por eso, cuando escucho a un estadounidense decir “vamos a vencer a los chinos en la carrera de la IA”, le pregunto qué significa exactamente eso.

Ganar implicaría que Microsoft, Google, Amazon o Meta crearían una IA superhumana que podrían controlar para dominar la tecnología del futuro. No creo que eso suceda.

Explíquese…

Los modelos de IA más útiles son los que tienen un propósito concreto, y los chinos ya son muy eficaces en ese sentido. Así que cualquier intento de “ganar a China” demuestra desconocimiento sobre el funcionamiento de la tecnología.

En otras palabras, China ya se lleva el gato al agua…

No. Pienso que cuando Estados Unidos comprenda realmente la IA, redescubrirá la importancia de buscar alianzas con India, Europa y otras tecnodemocracias.

Lo detallo en *Cómo salvar Internet*. El poder de la Red reside en las economías de escala. Si comienzas a dividir el pastel, los efectos de red pierden fuerza. Internet sería más lenta, menos abierta, menos libre…

De hecho, en los últimos años hemos vivido episodios en los que todo estuvo a punto de cambiar, y nada garantiza que la próxima vez tenga un desenlace distinto.

Se trata de controlar la información, los datos… de controlar la opinión y la libertad de expresión en la Red, pero también en ámbitos públicos. Hasta el Congreso ha aprobado expulsar a ciertos periodistas o medios acusados de difundir ‘fake news’.

No entraré en el debate interno de España. ¿Qué es desinformación? Es algo a medio camino entre la verdad y la falsedad, pura basura o sinsentido, o simplemente contar una mitad del hecho y ocultar la otra. ¿Deberíamos prohibirla? ¿Legalizarla?

Uno de los pilares de la libertad de expresión es que puedes decir cosas que a otros les resulten ofensivas. Me preocupa cuando políticos y gobiernos quieren ir más allá de lo que, en mi opinión, todos aceptamos.

Ciertamente hay contenidos que deberíamos retirar porque son nocivos para los niños o incitan a la violencia. Pero cuando se hacen evaluaciones subjetivas de “información falsa” o “desinformación”, hay que preguntar: ¿quién decide?

Si la respuesta es “el gobierno de turno”, eso no es libertad de expresión, sino la selección del discurso que conviene al político o al poder. Por eso, hay que ser muy cautelosos.

Liberalismo en su máxima expresión…

Mire, en Europa hemos recibido lecciones de JD Vance sobre libertad de expresión, lo cual me resulta irritante por su evidente doble moral.

La administración Trump intentó intimidar y silenciar a sus críticos… (pausa reflexiva).

Sin embargo, es cierto que en Europa a veces somos rápidos para acudir a la ley o a las normas, y olvidamos que lo que para unos es discurso de odio, para otros es ejercicio de libertad de expresión.

Lo que está claro es que el mundo está cambiando… ¿Cómo se adapta Europa?

Uno de los principios esenciales de la libertad de expresión es que puedes decir cosas que a otros les resulten ofensivas.

Hasta ahora muy mal. Por primera vez creo que la Unión Europea corre el riesgo de… no sé si colapsar, pero sí de convertirse en un museo, en algo similar a la ONU: muchas instituciones, muchas reuniones, pero con poder real nulo.

Parte del problema es que Bruselas no ha evolucionado con los tiempos, permaneciendo estancada en un modelo regulatorio anticuado que no encaja en la economía moderna.

Desarrolle…

Tenemos un mercado único para el estiércol de granja, pero no lo hay para las empresas tecnológicas, que son donde se genera el crecimiento económico actualmente. Europa ha perdido la capacidad de actuar como la suma de sus partes.

Decir esto ahora me resulta sencillo, pero parece que los políticos han olvidado convencer a los votantes de que, al hacer más cosas juntos a nivel europeo, serán más ricos, más seguros, más fuertes, tendrán mejores empleos para sus hijos y podrán ir de vacaciones.

Si no se defiende eso, los populistas de derecha e izquierda empezarán a marcar la agenda porque nadie ofrece alternativas.

Volviendo a la cuestión del liberalismo, en la medida en que el liberalismo es la creencia de que el poder compartido es poder ampliado, lo que observo es que ha perdido la valentía de sostener sus propias convicciones.

Hombre, lo que se impone ahora es la fuerza… Mire a Rusia.

Sí. Eso es. En Europa somos herbívoros en un mundo de carnívoros que despliegan su poder sin restricciones. Nosotros, en cambio, somos complacientes, anticuados y jugamos con reglas viejas.

Desgraciadamente, en un entorno de carnívoros los herbívoros no prosperan. Necesitamos desarrollar más capacidades “carnívoras”, sobre todo en defensa, y por eso me parece un error que Sánchez se niegue a asumir su papel en el aumento del gasto europeo.

También debemos aprender a crear nuestras propias empresas tecnológicas. Consumimos tecnología americana; cuando surgen buenas ideas en el sector, acaban mudándose a California porque es el único sitio donde pueden conseguir financiación para crecer.

Y atención, eso supone una pérdida catastrófica de soberanía. Debemos valorarnos por nosotros mismos. Sin embargo, la gente ha perdido el coraje para defender sus convicciones con convicción.

Tenemos que ser capaces de escalar nuestras historias de éxito, y eso no se logra con más proteccionismo al estilo francés.

Hablaba usted del gasto en defensa, ¿puede Europa dejar de depender del “tío Sam”?

¡Claro! Pero se requiere un período de transición. Mire lo ocurrido esta semana con el ataque ruso a Polonia: drones rudimentarios y baratos, y la OTAN tuvo que desplegar F‑35 para derribarlos, literalmente.

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