Internacionales

EE. UU. rompe el plan de Zapatero de desplaz ar a Maduro por Delcy Rodríguez y resguardar sus intereses en Venezuela

8864550382.png
Dirige su atención a ZP y sigue sus contactos con el chavista Maduro y el Cartel de los Soles.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

EE.UU. dirige su atención a ZP y sigue sus contactos con el chavista Maduro y el Cartel de los Soles.
La política exterior de Venezuela vuelve a ocupar el centro del escenario diplomático tras conocerse el último intento del expremi José Luis Rodríguez Zapatero de orquestar un relevo en el poder. El expresidente español, con una larga experiencia en la mediación venezolana desde 2015, diseñó junto a figuras del chavismo en el exilio una maniobra destinada a desplazar a Nicolás Maduro y colocar “de manera transitoria” a la vicepresidenta Delcy Rodríguez al frente del país. El plan pretendía, además, salvaguardar la red de influencia y las actividades de lobby que Zapatero mantiene en Caracas, ahora bajo una sospecha cada vez mayor por parte de Washington.

A día de hoy, 15 de septiembre de 2025, la coyuntura política en Venezuela sigue marcada por la represión y la polarización entre facciones chavistas y la oposición. El rechazo de la Casa Blanca a la iniciativa de Zapatero no solo ha frustrado la hoja de ruta que pretendía impulsar, sino que ha intensificado la vigilancia sobre las actividades del expresidente en la región. Según fuentes cercanas a las negociaciones, el proyecto incluía la tutela en la sombra de Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional y hermano de Delcy, consolidando así el control del “clan Rodríguez” sobre el aparato estatal.

El diseño de la operación no fue casual. Zapatero mantuvo encuentros en Madrid con exiliados chavistas caídos en desgracia ante el régimen de Maduro y con miembros del sector opositor más pragmático. Entre los colaboradores destacados figura el exgeneral Miguel Rodríguez Torres, antiguo jefe del Servicio de Inteligencia Venezolano (SEBIN) y ministro del Interior, quien, tras romper con Maduro y pasar años en prisión, fue trasladado a Madrid en 2023 a petición del propio Zapatero. Rodríguez Torres, actualmente investigado por la Corte Penal Internacional, aportó experiencia y contactos a un plan que pretendía una transición política bajo supervisión internacional.

Para conseguir el apoyo estadounidense, Zapatero recurrió al veterano diplomático Thomas Shannon, exsubsecretario de Estado y figura de peso en la política norteamericana hacia América Latina. Shannon, retirado en 2018, fue el encargado de mediar entre las administraciones de Obama y Trump y cuenta con una amplia red en la zona. Sin embargo, el intento de validar la operación ante Washington resultó infructuoso: la administración Trump no solo rechazó de plano la propuesta, sino que intensificó su presión sobre Zapatero, interpretando el despliegue de la US Navy en el Caribe como un mensaje directo al político español.

Estados Unidos ha endurecido su postura contra Zapatero. En los últimos meses, el gobierno estadounidense rastrea sus movimientos en Venezuela como parte de una investigación judicial contra Maduro y sus colaboradores por presunto lavado de dinero internacional y negocios ilícitos. Además, el actual subsecretario de Estado, Christopher Landau, ha sugerido prohibir la entrada del expresidente al país y revocar su visado, una señal clara del deterioro de la percepción de Washington sobre el papel de Zapatero en la crisis venezolana.

Las autoridades norteamericanas, con figuras como el senador hispano Marco Rubio a la cabeza, consideran que la mediación de Zapatero no es neutral ni constructiva. Ven en sus gestiones un intento de perpetuar el chavismo bajo otro rostro, el de Delcy Rodríguez, mientras se protegen intereses particulares ligados al lobby internacional y a la influencia del gobierno de Pedro Sánchez en la política exterior española.

Ni la Organización de Estados Americanos (OEA) ni su secretario general, Luis Almagro, han respaldado la iniciativa. Almagro mantiene una postura crítica y distante respecto a la actividad del expresidente español, lo que evidencia el aislamiento diplomático de Zapatero en el contexto interamericano.

El papel de Zapatero en Venezuela ha evolucionado desde 2015, pasando de mediador a interlocutor preferente del régimen. Su intervención se ha limitado, según fuentes opositoras, a conseguir “medidas de gracia” para disidentes del chavismo, sin lograr avances sustanciales en la liberación de presos políticos de la oposición democrática. Esta visión crítica se refuerza con la situación de Rodríguez Torres, cuya colaboración con el plan de transición revela la fractura interna en el chavismo y el uso de exiliados como peones en la estrategia de relevo.

El trasfondo de la maniobra es complejo. El régimen de Maduro ha intensificado la represión, con un número creciente de presos políticos y el control férreo de los recursos estratégicos del país. En paralelo, escándalos como el “Delcygate” —el viaje secreto de Delcy Rodríguez a Madrid en 2020 y la gestión de fondos bloqueados vinculados a la oposición— muestran la profundidad de las conexiones entre el chavismo, ciertos sectores del PSOE y la diplomacia europea. La reciente revelación sobre el intento de transferir 25 millones de euros desde España a Rusia, en plena crisis institucional, añade presión y refuerza la sospecha sobre las verdaderas motivaciones de algunos actores internacionales.

El rechazo estadounidense al plan de Zapatero deja pocas opciones para una transición pactada en Venezuela bajo el actual equilibrio de fuerzas. Washington mantiene su veto a cualquier solución que implique la continuidad del chavismo, aunque sea bajo otra figura. La presión judicial e internacional sobre los negocios y actividades del régimen sigue en aumento, mientras la fractura interna entre chavistas “históricos” y el círculo de Maduro se profundiza.

España, por su parte, se enfrenta al dilema de mantener su influencia en la región sin verse arrastrada por las polémicas derivadas del papel de Zapatero y sus vínculos con el chavismo. La política exterior española, cada vez más cuestionada por la oposición y por socios europeos, deberá redefinir su estrategia para no quedar aislada en un momento clave para el futuro de Venezuela.

En definitiva, la historia muestra cómo los intereses personales, las redes de influencia y la geopolítica global se entrelazan en una crisis que sigue sin solución a la vista. El “plan Zapatero” evidencia los límites de la diplomacia paralela y la desconfianza que genera cualquier intento de perpetuar el statu quo bajo la apariencia de cambio. La Casa Blanca, firme en su rechazo, ha dejado claro que no hay espacio para maniobras de este tipo en la Venezuela de 2025.

TRA Digital

GRATIS
VER