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Este martes, mientras estaba detenido, a Frateschi le notificaron el decreto de expulsión del estado clerical; además le indicaron que, entre otras restricciones, dejará de poder pronunciarse en representación de la Iglesia, ya no dictará homilías y no ejercerá cargos en seminarios ni en parroquias, según reportaron los medios locales.
Como es usual, el proceso canónico se inició en el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, encargado de juzgar este tipo de faltas; sin embargo, dada la gravedad y las evidencias en su contra, se optó por remitir la resolución directamente al pontífice, según las mismas fuentes.
De acuerdo con la fiscalía, el exdiácono, “utilizando su posición como docente de religión, inicialmente creó una relación de confianza con sus estudiantes y posteriormente desarrolló una interacción intensiva en línea, manteniendo contactos de índole sexual mediante las redes sociales”.
“En múltiples ocasiones, también intentó establecer contacto físico con ellos con la intención de perpetrar violencia sexual”, añade.
El jueves pasado, León XIV, durante una reunión con los recién nombrados obispos, afirmó que los “comportamientos indebidos” del clero “no pueden archivarse” y deben ser tratados “con auténtica justicia tanto para las víctimas como para los acusados”.
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