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Dinamarca ha optado por lo fabricado en Europa. La adquisición de sistemas de defensa antiaérea anunciada por Copenhague el pasado viernes sorprendió menos por la cifra prevista de gasto –58.000 millones de coronas (7.769 millones de euros)– que por el contenido de la compra.
Además de contratar las soluciones de medio alcance Nasams, Iris‑T y Mica, el país nórdico ha decidido convertirse en el primer cliente exportador del sistema de largo alcance SAMP/T, desarrollado por Eurosam, un consorcio europeo integrado por la compañía francesa Thales (33 %) y las filiales españolas e italianas de MBDA (66 %).
De este modo, el Gobierno danés eligió la única alternativa europea al sistema Patriot de la americana Lockheed Martin, que actualmente utilizan numerosos países del viejo continente, entre ellos España.
La compra del desarrollo franco‑italiano se produce pese a que, recientemente, Washington aprobó la venta a Dinamarca de un paquete militar valorado en 58.000 millones de coronas (7.230 millones de euros), que incluía 36 misiles tácticos de guía mejorada (GEM‑T) MIM‑104E y 20 interceptores PAC‑3 con segmento de misiles mejorado (MSE).
Así, Copenhague acata las exigencias de Bruselas, que ha instado a los Estados miembros de la UE a que, en sus inversiones en defensa, prioricen a la industria armamentística del continente.
“Esto no es un rechazo del Patriot, es una selección de lo que es mejor”, afirmó el ministro de Defensa danés, Troels Lund Poulsen, en una rueda de prensa el viernes. “Tomar decisiones cruciales y audaces resulta útil si queremos reforzar la capacidad de combate de nuestras fuerzas armadas y aumentar la seguridad del pueblo danés”, añadió.
Asimismo, el Ministerio de Industria danés ha detallado que la compra de estos sistemas de defensa aérea europeos incluye varios acuerdos de compensación en favor de la industria local, que ascenderían a más de 10.000 millones de coronas (916 millones de euros).
En la actualidad, el fabricante del sistema SAMP/T está negociando con diversas naciones europeas posibles nuevos convenios, según confirmó un alto ejecutivo de Thales a Reuters. Las perspectivas incluyen no solo países que han manifestado públicamente su interés, como Grecia y Bélgica, sino también otros mercados aún no identificados.
“La defensa aérea se está convirtiendo claramente en una prioridad en toda Europa, no solo en la zona oriental”, declaró este lunes Hervé Dammann, vicepresidente ejecutivo de Sistemas Terrestres y Aéreos de Thales.
El SAMP/T puede operar hasta seis lanzadores verticales, cada uno con ocho misiles Aster 30 B1 o B1NT. Al mismo tiempo, se integra con defensas de corto alcance, como los misiles VL Mica o CAMM‑ER, empleados para la autoprotección y la neutralización de amenazas cercanas.
Además, dispone de un radar de barrido electrónico activo de 360 grados, que permite detectar y rastrear misiles, aeronaves y amenazas balísticas. Según su fabricante, cada lanzador puede disparar su dotación completa de ocho misiles en unos diez segundos.
En cuanto al Aster 30, pesa 450 kg, mide 4,9 m de longitud, tiene un diámetro de 180 mm y está propulsado por un motor cohete de dos etapas de combustible sólido, que le permite alcanzar una velocidad de hasta Mach 4,5. La primera etapa se separa segundos después del despegue vertical.
Sobre su guiado, combina navegación inercial y actualizaciones de la posición del objetivo en la fase inicial. Después, recurre a un buscador electromagnético activo y a un sistema de control por vectorización de empuje, lo que le otorga gran maniobrabilidad.
El misil incorpora una espoleta de proximidad y una ojiva de fragmentación explosiva, diseñada para destruir eficazmente incluso objetivos blindados, incluidos misiles balísticos tácticos.
Al comparar el Aster 30 con el PAC‑3 MSE, el misil estadounidense tiene un alcance efectivo de alrededor de 60 km contra blancos aerodinámicos y puede interceptar hasta 30 km de altitud, lo que lo hace especialmente apto para enfrentar misiles balísticos de gran velocidad. Su tecnología de impacto directo incrementa la eficacia frente a vehículos de reentrada que ejecutan maniobras complejas.
En cambio, los Aster 30 B1 y B1NT alcanzan unos 120 km y 150 km, respectivamente, contra aviones y misiles de crucero, aunque su capacidad contra misiles balísticos es más limitada, aproximadamente hasta 25 km.
No obstante, este interceptor integra un sistema de control vectorial de empuje PIF‑PAF que le confiere gran agilidad en el tramo final de la trayectoria. La diferencia también se percibe en la configuración de los radares: el SAMP/T utiliza un sistema de cobertura completa de 360 grados, frente al radar sectorizado del Patriot.
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