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Ginebra – Los dedos de los humanos y de otros vertebrados no aparecieron de la nada; son el resultado de reutilizar una antigua zona del genoma de los peces que controla la cloaca, el órgano donde convergen los sistemas digestivo, excretor y reproductivo, según un estudio publicado en la revista *Nature*.
La investigación, llevada a cabo por científicos de la Escuela Politécnica Federal de Lausana, la Universidad de Ginebra (UNIGE), el Collège de France en París y las universidades estadounidenses de Harvard y Chicago, cuestiona la hipótesis de que el origen genético de los dedos en animales terrestres esté directamente vinculado a las aletas, pese a la similitud morfológica que presentan.
Para alcanzar estos resultados, los investigadores compararon extensas secciones de los genomas de ratones y peces utilizando la herramienta CRISPR, que permite la “edición” del ADN, como se indica en un comunicado de la UNIGE.
«El punto en común entre la cloaca y los dedos es que ambas son estructuras terminales: en un caso el extremo de un tubo digestivo y, en el otro, el final de pies y manos», explicó el profesor de la Universidad de Ginebra y del Collège de France, Denis Duboule, líder del proyecto.
Así, «en lugar de crear un nuevo regulador para los dedos, la naturaleza reutilizó un mecanismo ya existente, inicialmente activo en la cloaca», concluyó.
El trabajo sostiene que no son tanto los genes codificadores los que evolucionan, sino la “arquitectura” reguladora que los organiza, lo que plantea nuevas interrogantes sobre los procesos evolutivos entre especies ancestrales y modernas.
Este hallazgo pretende profundizar la comprensión de cómo los primeros organismos colonizaron la tierra emergida hace unos 380 millones de años, a partir de especies que hasta entonces sólo habitaban en ambientes acuáticos.
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