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La genialidad se vincula a logros sin precedentes en el ámbito que la persona haya explorado a lo largo de su vida, dejando como herencia la excelencia de sus obras a las futuras generaciones. Esta semana falleció un extraordinario actor y director cinematográfico: Robert Redford, llevándose consigo un recuerdo imborrable de cada historia que nos dejó, a través de sus películas, que nos han acompañado en el crecimiento de nuestras vidas.
Robert Redford nació en Santa Mónica, California, en 1936. Desde joven realizó todo tipo de trabajos para ganarse la vida. En 1956 abandonó los estudios y se marchó a vivir una vida bohemia por Europa, destacándose una juventud rebelde tras la muerte de su madre a causa de un cáncer. En ese periplo conoció a su primera esposa, quien lo ayudó a reorientar su vida, y en 1958 se inscribió en el Instituto Pratt de Nueva York para estudiar artes dramáticas.
A principios de los años sesenta empezó a participar como actor secundario en algunas series de televisión, hasta que en 1963 apareció en la obra de Broadway “Descalzo en el parque”, la cual representó la oportunidad dorada para dar el salto al cine. Con la adaptación cinematográfica de esa pieza en 1967, logró captar la atención del público femenino por su particular magnetismo en pantalla. En este filme trabajó junto a Jane Fonda, lo que abrió la puerta para que el director George Roy Hill le propusiera colaborar con Paul Newman, creando una química extraordinaria entre los tres en la exitosa película “Dos hombres y un destino” (Butch Cassidy and the Sundance Kid) de 1969.
A raíz de ese éxito, tanto crítico como comercial, los tres artistas decidieron llevar a la gran pantalla uno de los mejores guiones jamás escritos, y en 1973 estrenaron una joya del cine: “El golpe”, consagrando a Robert Redford como uno de los actores más taquilleros. Ese mismo año se lanzó, junto a Barbra Streisand, “Nuestros años felices” (The Way We Were), cuya recaudación superó en cuatro ocasiones la inversión de Columbia Pictures.
Como director, Robert Redford cuenta con una trayectoria relevante que le valió reconocimiento. En 1980 debutó con “Gente como uno” (Ordinary People), recibiendo excelentes críticas y gran éxito de taquilla, lo que le valió el Oscar al mejor director.
En 1988 dirigió “Un lugar llamado Milagro”, una película de fantasía que refleja su amor por la naturaleza y la vida rústica, aunque no alcanzó un éxito destacado. En 1992 dirigió “El río de la vida”, con Brad Pitt y Tom Skerritt, abordando la comunicación entre padres e hijos, un tema recurrente en su vida.
Posteriormente dirigió “Quiz Show”, que obtuvo buenas críticas pero escasa aceptación en taquilla, y que le supuso su segunda nominación al Oscar como director. En 1998 dirigió “El hombre que susurraba a los caballos”, basada en la novela de Nicholas Evans, así como otras películas; aunque ninguna alcanzó la calidad de sus obras anteriores.
A comienzos de la década de los 80, Robert Redford creó el famoso “Festival de Sundance”, donde jóvenes cineastas presentaban sus trabajos, llegando a considerarse uno de los eventos más importantes de su tipo a nivel mundial. El nombre del festival lo tomó del personaje de su película estrenada en 1969.
En fin, resulta difícil enumerar todas sus películas por falta de espacio; pero es indiscutible que el aporte de este gran actor es incalculable, ya que es imposible escribir la historia del cine de los últimos 50 años sin mencionar a Robert Redford, quien dejó un legado enorme con sus trabajos.
A continuación, un breve resumen de algunas de sus películas, para que la nueva generación de cinéfilos pueda apreciar el talento y el magnetismo de este artista y buscar sus filmes en las distintas plataformas de streaming disponibles en el mercado.
3) “Dos hombres y un destino” (Butch Cassidy and the Sundance Kid) 1969
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