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SAN FRANCISCO—En diciembre de 2023, Ethan Dallas le envió a su madre, Becca Dallas, un mensaje expresando una profunda inquietud. “Lo siento. Me siento fatal conmigo mismo. Creo que no valgo nada”, escribió el adolescente de 15 años. “¿Me prometes que no te enojarás si te lo cuento?”.
Dallas llevó a Ethan, que es autista, a un Denny’s cercano a su hogar en San Diego. Allí el joven se abrió sobre Roblox, el juego en línea que había estado disfrutando desde los siete años.
Varios años atrás, un jugador de Roblox que se hacía llamar Nate, alegando ser un niño, había contactado a Ethan. Los dos entablaron una estrecha amistad, se juntaban a jugar después de la escuela y mantenían largas charlas nocturnas. Nate finalmente le mostró a Ethan cómo desactivar ciertos controles parentales de la plataforma. Con el tiempo, sus conversaciones adquirieron un tono sexual y se trasladaron al servicio de mensajería Discord, donde Nate le exigió a Ethan que enviara fotos explícitas de su cuerpo. El chico accedió después de que Nate amenazara con difundir públicamente sus mensajes.
Según Dallas, Ethan comenzó a experimentar episodios de ira. Los brotes fueron tan intensos que, en 2022, ella y su esposo decidieron ingresarlo en un centro residencial de tratamiento por un año. Cuatro meses después de haber revelado a su madre la situación con Nate, en abril de 2024, Ethan se quitó la vida.
En abril, la policía de Florida informó a Dallas que Nate probablemente era Timothy O’Connor, un hombre de 37 años que ya había sido detenido por cargos de posesión de pornografía infantil y transmisión de material dañino a menores. Las autoridades estatales cooperaron con el Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados, organización con la que Dallas había contactado tras la muerte de su hijo, y lograron vincular el caso de O’Connor con el de Ethan.
“No lo podía asimilar”, comentó Dallas, de 47 años, añadiendo que siempre había pensado que Roblox “era un juego para niños”.
El viernes, Dallas interpuso una demanda contra Roblox acusándolo de homicidio culposo. Esta acción, probablemente la primera de su tipo contra la popular plataforma, pone de relieve los riesgos que implica un entorno dirigido a menores de 13 años pero que permite el acceso libre de adultos. La demanda describe con detalle la amarga experiencia de Ethan dentro del juego.
En Roblox, los usuarios ingresan a un “metaverso”, un espacio virtual donde pueden jugar, conversar y crear desde avatares digitales hasta pistas de obstáculos y rompecabezas. Aproximadamente 40 millones de los usuarios —más de un tercio— son menores de 13 años, lo que convierte a Roblox en el punto de encuentro infantil más grande de internet. Por comparación, Facebook e Instagram exigen que los usuarios tengan al menos 13 años para registrarse.
Crear una cuenta en Roblox es gratuito y cualquiera puede hacerlo. Los adultos pueden emplear funciones de comunicación como chats privados y llamadas de voz para interactuar con niños, según advierten expertos en seguridad.
El enorme número de menores en la plataforma la ha convertido en un blanco atractivo para depredadores en línea, señala Ron Kerbs, fundador de Kidas, empresa de seguridad digital. Roblox ha implementado medidas para reducir estos peligros, como la verificación de edad mediante reconocimiento facial introducida en julio, pero dichos filtros pueden eludirse, por ejemplo, al usar la cuenta de otra persona.
“Es un problema serio”, afirmó Kerbs. “Con tantos usuarios, es inevitable que ocurran incidentes si no hay una moderación rigurosa”.
Los litigios contra Roblox se están intensificando. En abril, el fiscal general de Florida, James Uthmeier, abrió una investigación sobre la protección infantil de la compañía. El mes anterior, la fiscal general de Luisiana, Liz Murrill, demandó a Roblox por su vulnerabilidad a depredadores, calificándola de “el lugar perfecto para pedófilos”.
Este año, los tribunales federales han recibido más de veinte demandas que acusan a Roblox de facilitar la explotación sexual, es decir, la presión o manipulación para que usuarios compartan material sexualmente explícito o realicen actos sexuales, según una revisión de registros públicos del New York Times.
Alrededor de una decena de despachos especializados en lesiones personales están coordinando las acciones legales contra Roblox, indicó Alexandra Walsh, socia de Anapol Weiss, el bufete que representa a Dallas. El objetivo es crear un precedente que pueda responsabilizar a Roblox y a otras plataformas como Meta y Snap por la presencia de depredadores.
Walsh explicó que la intención es trazar una vía que no quede protegida por la Sección 230 de la Ley de Decencia en las Comunicaciones de 1996, la cual protege a las empresas de responsabilidad por el contenido generado por usuarios. La demanda de Dallas alega que el propio diseño de Roblox y la ausencia de salvaguardas, más que el contenido del juego, permitieron la explotación.
Dallas, que presentó la demanda en el Tribunal Superior del Condado de San Francisco, cerca de la sede de Roblox, también incluyó a Discord como responsable. Busca una compensación económica indefinida por el sufrimiento emocional causado por la muerte de Ethan.
“Nos duele profundamente esta pérdida tan trágica e inimaginable”, declaró un portavoz de Roblox, subrayando que la seguridad infantil es un desafío sectorial y que la compañía trabaja en nuevas medidas de protección y colabora con las autoridades.
Discord, por su parte, afirmó estar “profundamente comprometido con la seguridad” y exigir al menos 13 años para sus usuarios. La plataforma asegura usar “tecnología avanzada y equipos de seguridad entrenados para detectar y eliminar proactivamente contenido que infrinja nuestras políticas”.
Ethan, que tenía cuatro hermanos mayores y era el gran amigo de sus dos sobrinas pequeñas, era conocido como el payaso de la clase, según Lisa Kogan, su profesora de educación especial desde 2021 hasta su fallecimiento. A menudo aparecía con delantal y gorro de chef para preparar bocadillos para sus compañeros y, a los 9 años, ya había aprendido a programar y tocar el piano por cuenta propia. También era el lanzador estrella de un equipo de béisbol para jóvenes con discapacidad.
Kogan contó que Ethan soñaba con convertirse en “imagineer” de Disney, los profesionales que diseñan las atracciones de los parques, y que era “una persona que tocaba la vida de quienes lo rodeaban”.
Debido a sus dificultades de aprendizaje, Ethan sufrió acoso por parte de algunos vecinos, explicó Dallas. Encontró en videojuegos como Roblox una vía de escape, ya que le resultaba más sencillo relacionarse con avatares que con otros chicos de su edad.
En 2015, Ethan comenzó a jugar Roblox con la autorización de sus padres, quienes activaron controles parentales en su cuenta. Estos le permitían limitar el tiempo de juego y aprobar solicitudes de amistad, pero no bloqueaban la comunicación con adultos.
Ethan pasaba largas jornadas frente a su computadora, también jugando Minecraft y Rocket League. Transmitía sus partidas en YouTube y Twitch, donde contaba con una pequeña comunidad de seguidores. Dallas creía que Roblox regulaba las conversaciones de su hijo, ya que en ocasiones se le restringió el acceso temporariamente por usar términos como “estúpido”.
“Nunca escuché que sucediera algo inapropiado, o habría intervenido de inmediato”, comentó.
Cuando Ethan reveló la existencia de Nate, Dallas se horrorizó. Contactó de inmediato al Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados, que la puso en contacto con la brigada de ciberdelincuencia de la Policía de Florida. Sin embargo, permitió que Ethan siguiera jugando mientras ella y su esposo vigilaban de cerca su cuenta, revisando sus mensajes, pues él era “adicto” al juego.
El Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados declinó hacer comentarios sobre el caso.
Para entonces, Ethan ya no mantenía contacto con Nate; dejaron de comunicarse en 2021, según Dallas, aunque su hijo aún mostraba temor.
Sin que la familia lo supiera, O’Connor había sido procesado en Florida en 2021 por posesión de pornografía infantil y transmisión de material dañino a menores. En diciembre de 2023 se le declaró mentalmente incapacitado para ser juzgado, de acuerdo con registros públicos. Los abogados de O’Connor también se negaron a comentar.
Semanas antes de su muerte, Ethan parecía estar bien, relató Dallas. Presentaba algunas dificultades para cumplir con sus tareas escolares tras su regreso del centro de tratamiento, pero su desempeño había mejorado. Estaba aprendiendo a conducir y quería comprar el coche de su padre para pintarlo de morado.
Una noche, Ethan tocó la puerta de su habitación y le dijo: “Vine, apoyé la cabeza en tu regazo y no dejaba de decir ‘Te quiero’”. “Yo también te quiero”, respondió Dallas.
A la mañana siguiente, su esposo encontró a Ethan sin vida en su habitación.
Dallas manifestó su esperanza de que la demanda impulse cambios que mejoren la protección de los menores en plataformas digitales.
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