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El Ballet Nacional Dominicano subrayó que la danza es una manifestación artística que supera cualquier límite territorial. Apoyo. Su meta es difundir y fomentar la danza propia del país.
Santo Domingo – El Ballet Nacional Dominicano presentó una de sus piezas más sobresalientes, titulada **“Sinestesia”**, inspirada por la teoría cromática de Vasili Kandinskí, en la que los colores se desplazan, los sonidos se convierten en trazos y el escenario vibra como un lienzo viviente.
El espectáculo dejó a la audiencia sin aliento, pues mediante la combinación de tonalidades y movimiento el cuerpo logró dibujar en el aire sensaciones y emociones que, en ocasiones, se encontraban en total contraste.
Movimiento
La coreografía se exhibió en la sala Carlos Piantini del Teatro Nacional Eduardo Brito, como parte de la XVI Gala de Estrellas de la Danza Internacional.
Kandinskí afirmaba que el arte debía ir más allá de lo observable: el color, la forma y el dinamismo son medios capaces de transmitir de forma directa ideas y sentimientos. Esa misma convicción cobró vida en el escenario cuando doce bailarines del Ballet Nacional Dominicano, bajo la dirección de Pablo Pérez, convirtieron sus cuerpos en un lenguaje luminoso que hablaba de paz, amor, intensidad e incluso de violencia.
En “Sinestesia” los matices rojos, naranjas, verdes, amarillos, azules, negros y rosados se transformaron en emociones. Cada giro, salto y extensión se convirtió en un trazo en movimiento, con cuerpos espectaculares ataviados con trajes ceñidos, diseñados por Renata Cruz, modista de renombre cuya trayectoria ha marcado la escena dominicana durante décadas.
El público fue testigo de cómo los sentidos se entrelazaban: el sonido parecía pintarse, la luz se convertía en lenguaje y el cuerpo expresaba con una claridad que ninguna palabra podía igualar.
Entrega sin reservas
Los bailarines Alexander Duval, Raymundo Rodríguez, Eliosmayquer Orozco, Javier Genao, Gabriela Rodríguez, Yudeidi Pérez, Ana Molina, Diano Dópico, Laura Santos y Cora Collado entregaron energía y pasión en una actuación inaugural que reafirmó la excelencia artística del Ballet Nacional Dominicano.
Su interpretación, cargada de vigor y sensibilidad, fue un testimonio de lo que significa bailar con el alma.
Escenario
— La danza
La producción de la gala, a cargo de Mónika Despradel, se transformó en un reflejo de la misión del Ballet Nacional: difundir y promover la danza dominicana mediante propuestas que también abrazan clásicos universales.
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