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Al ser consultados sobre la efectividad de los programas antivirus, los especialistas indican que resultan insuficientes frente a un sistema operativo que no recibe actualizaciones.
El cese, a mediados de octubre, de las actualizaciones de Windows 10, el sistema operativo de Microsoft, ha generado críticas por parte de organizaciones y la inquietud de numerosos usuarios, que temen verse obligados a renovar sus equipos.
¿En qué consiste este cese y qué implicaciones tendrá?
¿Qué ocurrirá el 14 de octubre?
A partir del 14 de octubre, los equipos que operan con Windows 10, una versión lanzada en 2015, dejarán de recibir parches de su creador, Microsoft.
Estos parches tenían como objetivo “actualizar periódicamente el sistema operativo, ya que se había convertido en blanco de numerosos ciberataques”, explica a AFP Martin Kraemer, especialista en concienciación sobre seguridad de la empresa estadounidense KnowBe4.
¿Qué consecuencias para los consumidores?
Microsoft recomendó a los usuarios migrar a Windows 11, disponible desde 2021.
Sin embargo, algunos equipos no son compatibles con esa transición: para esos casos, la compañía ofrece un paquete de actualizaciones extendidas, con un coste de 30 dólares y una vigencia de un año.
Varias organizaciones de defensa del consumidor han denunciado esta situación.
En Estados Unidos, la asociación Consumer Reports lamentó que “en 2022 y 2023 aún se comercializaran ordenadores incapaces de ejecutar Windows 11”, lo que implica el riesgo de quedar obsoletos tres años después de su compra.
En Francia, una coalición de 22 asociaciones lanzó una petición para solicitar actualizaciones gratuitas hasta 2030.
Contactada por AFP, Microsoft se negó a precisar cuántos usuarios se verían impactados.
Según Consumer Reports, cerca de 650 millones de personas en todo el mundo utilizaban Windows 10 en agosto. Otra entidad estadounidense, el Public Interest Research Group (PIRG), afirmó que hasta 400 millones de equipos serían incompatibles con Windows 11.
¿Cuáles son los riesgos?
Para los usuarios que no puedan pasar a Windows 11 y continúen usando Windows 10 sin suscribirse a la extensión de actualizaciones de Microsoft, aumentará la vulnerabilidad ante los ciberataques.
“Al dejar de recibir las actualizaciones, ya no estarán protegidos contra las amenazas cibernéticas más recientes”, explica Martin Kraemer.
Aunque el peligro es “muy difícil” de cuantificar, según el especialista, lo cierto es que los usuarios de Windows 10 se convertirán en objetivos privilegiados para los ciberatacantes que buscan fallos de seguridad.
Las aplicaciones también se verán afectadas, señala Paddy Harrington, analista de la consultora estadounidense Forrester.
“Los proveedores de aplicaciones dependen del proveedor del sistema operativo para garantizar determinadas funciones y, si estas no se actualizan, el proveedor de aplicaciones no puede asegurar que su programa siga funcionando correctamente”, afirma.
¿Qué alternativas existen?
Al ser interrogados sobre la eficacia de los programas antivirus, los expertos indican que su protección tiene un límite.
“La protección que pueden ofrecer tiene un techo (…). Es mucho mejor que no hacer nada, pero debería ser una solución temporal, hasta que se encuentre una solución permanente”, declara Paddy Harrington a AFP.
Una opción es cambiar a otro sistema operativo conservando el mismo hardware. Se pueden emplear programas libres, como Linux, aunque su instalación depende del propio usuario.
“Si las aplicaciones son compatibles con este sistema operativo y las herramientas de gestión y seguridad lo admiten, es una buena alternativa”, asegura Paddy Harrington.
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