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La hipertensión constituye una de las causas más relevantes de infarto al miocardio, accidente cerebrovascular, enfermedad renal crónica y demencia.
En 2024, alrededor de 1.400 millones de personas convivían con hipertensión arterial, pero solo una de cada cinco (unos 320 millones) mantenía la presión bajo control, ya sea mediante fármacos o atendiendo los factores de riesgo modificables, según señala el segundo “Informe mundial sobre hipertensión” publicado este martes por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El informe, presentado en un acto organizado conjuntamente por la OMS, Bloomberg Philanthropies y Resolve to Save Lives durante la 80.º Asamblea General de Naciones Unidas, destaca que el número de individuos con hipertensión se ha duplicado desde 1990.
Las estimaciones globales de 2021 indican que el 53 % de la mortalidad cardiovascular, incluido el 58 % de las muertes por infarto, y el 31 % de todas las defunciones por enfermedad renal, se atribuyeron a la presión arterial elevada.
Desde el punto de vista económico, se calcula que entre 2011 y 2025 las enfermedades cardiovasculares, incluida la hipertensión, supusieron un costo superior a 3 000 millones de euros (aproximadamente 3,7 billones de dólares) para los países de ingresos bajos y medianos, lo que representa cerca del 2 % de su Producto Interno Bruto conjunto.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha afirmado que, cada hora, más de 1 000 personas fallecen por derrames cerebrales e infartos de miocardio provocados por la hipertensión arterial.
En la misma línea, Kelly Henning, responsable del Programa de Salud Pública de Bloomberg Philanthropies, ha señalado que la hipertensión no controlada ocasiona más de 10 millones de muertes al año.
No obstante, los portavoces de ambas entidades subrayan que la hipertensión es prevenible y tratable, por lo que esas muertes pueden evitarse “con voluntad política, inversión sostenida y reformas que integren el control de la hipertensión en los servicios de salud”.
Si no se adoptan medidas urgentes, el informe de la OMS prevé que en los próximos años el número de personas con hipertensión aumentará a nivel mundial, superando los 1,5 mil millones de afectados para 2030.
El análisis de datos de 195 países y territorios muestra que 99 de ellos registran tasas nacionales de control de la hipertensión inferiores al 20 %. La mayor parte de los pacientes se encuentran en naciones de ingresos bajos y medianos, donde los sistemas sanitarios enfrentan limitaciones de recursos.
Entre los obstáculos identificados, el estudio menciona graves deficiencias en la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y la atención a largo plazo. Así, se evidencia una falta de políticas de promoción de la salud, acceso restringido a tensiómetros validados, ausencia de protocolos de tratamiento estandarizados y escasez de personal de Atención Primaria capacitado, entre otros.
Aunque los fármacos antihipertensivos son una de las herramientas más coste‑efectivas, solo siete de 25 países de bajos ingresos (28 %) informan su disponibilidad general en farmacias o centros de Atención Primaria, frente al 93 % en los países de altos ingresos.
“Existen medicamentos seguros, eficaces y asequibles para controlar la presión arterial, pero demasiadas personas no pueden acceder a ellos”, declaró Tom Frieden, presidente y director ejecutivo de Resolve to Save Lives. “Eliminar esa brecha salvará vidas y ahorrará miles de millones de dólares cada año”.
El informe examina los impedimentos y propone estrategias para mejorar el acceso a los fármacos antihipertensivos mediante sistemas regulatorios más eficientes, precios y reembolsos adecuados, gestión de la cadena de suministro y mejoras en la prescripción y dispensación.
Para concluir, la OMS insta a todas las naciones a integrar el control de la hipertensión en las reformas de la cobertura sanitaria universal y a considerar sus recomendaciones, que podrían ayudar a prevenir millones de muertes prematuras y mitigar el enorme impacto social y económico de la hipertensión no controlada.
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