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El cine produce estereotipos. Una trama narrada en las pantallas del séptimo arte exhibe patrones de conducta que a veces acaban estigmatizando a personajes o situaciones, todo ello a pesar de que ficción y realidad son dos ámbitos distintos, tratados como líneas paralelas que quizá nunca se crucen.
Lo anterior se relaciona con la polémica que ha encendido el cineasta chileno naturalizado español Alejandro Amenábar, quien en su última película titulada *El Cautivo* sugiere que el célebre escritor Miguel de Cervantes mantuvo una relación homosexual mientras estuvo cautivo en Argelia.
El 26 de septiembre de 1575 fueron capturados Cervantes y su hermano Rodrigo mientras viajaban en un barco; al encontrar cartas de miembros de la realeza española, sus captores se dieron cuenta de que el atrapado Príncipe de la Sátira era una persona de gran relevancia, por lo que pidieron una cuantiosa suma como rescate, logrando su libertad casi cinco años después.
Con *El Cautivo*, Amenábar busca “sacar del armario” al autor de *Don Quijote de la Mancha* cinco siglos después.
No obstante, los cervantistas consideran que la película carece de datos históricos que respalden la tesis de la atracción masculina del Príncipe de los Ingenios; en la cinta, el director de *Los Otros* —quien se declara homosexual— afirma que el Manco de Lepanto mantuvo una relación gay con uno de sus captores durante su cautiverio.
Durante los años que pasó en la capital argelina, el manchego intentó fugarse en cuatro oportunidades. En su encierro, Cervantes inició una relación con uno de sus verdugos, lo que algunos críticos de la obra de Amenábar interpretan como una estrategia de supervivencia más que como síndrome de Estocolmo.
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