Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
AUSTIN, Texas — Cuando era pequeño en el este de Texas, Jason Ballard jamás imaginó que alguna vez emplearía robots para imprimir viviendas. Pasaba los días persiguiendo ardillas voladoras entre los tupidos bosques de pinos. Allí sintió una vocación divina. En un momento llegó a imaginarse como predicador.
Sin embargo, también le cautivaban las grandes visiones románticas del cosmos y del planeta. Por ello cursó una licenciatura en biología de la conservación y, fascinado por la edificación sostenible, realizó pasantías en carpintería. Además, completó una maestría en recursos espaciales con la esperanza de llegar a ser astronauta.
Ballard guardaba la memoria de haber pasado la Navidad de su niñez en un remolque de emergencia federal. El huracán Andrew, que cobró 65 vidas, obligó a su familia a abandonar su casa. Posteriormente, volvió a enfrentarse a evacuaciones con los huracanes Katrina, Rita, Gustav e Ike. Decidió que su propósito sería permanecer en Texas y erigir viviendas más capaces de resistir catástrofes.
En 2017, Ballard cofundó ICON, una compañía de tecnología constructiva enfocada en emplear impresoras 3D para abordar la crisis de vivienda que ha impedido a gran parte de los jóvenes estadounidenses adquirir una casa. Esta tecnología, que fabrica objetos capa tras capa mediante adición a partir de un modelo digital, resulta útil pues resulta más barata que la construcción convencional, al requerir menos mano de obra y menos tiempo. Las firmas que la adoptan afirman que sus estructuras también son más resistentes a huracanes e incendios.
Agregar Comentario