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Más tarde, la oficina de la ministra difundió un comunicado en el que justificó la “renuncia irrevocable” de la jefa de la diplomacia colombiana como “un acto de coherencia política, por la dignidad” del país “y en rechazo a la injerencia extranjera”.
La ministra de Relaciones Exteriores de Colombia, Rosa Villavicencio, anunció este lunes que renunció al visado otorgado por Estados Unidos como muestra de solidaridad con el presidente Gustavo Petro, a quien la administración de Donald Trump le retiró dicho documento tras una intervención en la que instaba a los soldados estadounidenses a desobedecer órdenes del mando de la Casa Blanca.
“Como ministra de Exteriores he decidido renunciar al visado estadounidense. Es un gesto de dignidad frente a la inadmisible decisión de revocar el visado al presidente de Colombia. Nuestra soberanía no se arrodilla. Colombia se respeta”, declaró a través de su perfil en la red social X.
En el comunicado posterior, la oficina explicó que la “renuncia irrevocable” se entiende “como un acto de coherencia política, por la dignidad del país y en rechazo a la injerencia extranjera”. “Ni visados diplomáticos que limiten opiniones ni recortes a la soberanía”, añadió.
“Estados Unidos, al vulnerar las normas diplomáticas internacionales y vulnerar nuestra inmunidad, se erige como juez y parte de sus propias arbitrariedades. Con esta medida, confirma su intención de condicionar la soberanía colombiana”, afirmó el ministerio.
Asimismo, subrayó que no aceptan “que una potencia extranjera determine quién puede hablar o representar al Estado colombiano en instancias internacionales”. “La dignidad de nuestra nación no es negociable”, precisó.
Por último, defendió la acción de Villavicencio: “La ministra deja constancia de que actuó siempre con lealtad al país, y reafirma que Colombia seguirá adelante, independiente, con plena autonomía para alzar su voz donde lo estime justo y necesario”.
La decisión de la administración Trump respondió a unas declaraciones de Petro durante una marcha a favor de Palestina en Nueva York, donde instó a los soldados estadounidenses “a no apuntar con sus fusiles contra la humanidad”. Tras ese episodio, Bogotá propuso reubicar la sede de la ONU en un lugar “neutral” y que sea la propia Organización de Naciones Unidas la encargada de otorgar los permisos de ingreso.
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