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“Apuntamos al mejor tono”, afirman María Céspedes y Ramón de León acerca de los Juegos Santo Domingo 2026

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Además, en los individuales tengo la absoluta confianza de volverme con una medalla.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

María Céspedes y Ramón De León, quienes se alzaron con el bronce en los anteriores Juegos Centroamericanos y del Caribe, aspiran ahora a convertir esas medallas en oro para Santo Domingo 2026.

En San Salvador 2023, el racquetbol dominicano se llevó tres bronces. Un resultado digno de elogio considerando que, en aquel entonces, el conjunto carecía de canchas en condiciones adecuadas para entrenar.

A diez meses y medio del inicio de los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2026 en Santo Domingo, el panorama cambió: ahora jugarán en territorio nacional de forma oficial, con instalaciones terminadas y una mayor bagaje de experiencia.

Los actores principales de esa proeza fueron María Céspedes, Ramón de León, Mery Delgado y Alejandra Jiménez.

“Sé que puedo superar el bronce que conquistamos. Además, en los individuales tengo la absoluta confianza de volverme con una medalla. No tengo dudas”, afirma Céspedes, quien regresa con varios años ininterrumpidos en la disciplina, sin las restricciones de antes.

De León, por su lado, rememora que en la ocasión anterior el conjunto compitió casi contra el tiempo.

“En los anteriores Juegos carecíamos de pista y aun así conseguimos tres bronces. Esta vez, con el entrenamiento correcto, anticipo más medallas y de tonalidad superior. Con sinceridad, estoy convencido de que lo alcanzaremos”, declaró De León.

El dirigente de la federación, Rafael Fernández, precisó que el objetivo es field un equipo pleno: cuatro deportistas femeninas y cuatro masculinos, participando en todas las categorías, como individuales, dobles y dobles mixtos.

Aparte de los cuatro medallistas de San Salvador, la estrategia actual busca combinar energía y veteranía, incorporando varios talentos jóvenes, incluso dos de 18 años, junto a pilares como Céspedes, De León, Jiménez y Mery.

El presidente mantiene abierta la posibilidad de sumar leyendas como Luis Pérez y Junior Rodríguez, antiguos referentes a nivel mundial.

No obstante, puntualiza que cualquier inclusión deberá conquistarse mediante los torneos de clasificación.

“En este equipo nadie accede por reputación; quien desee participar debe probarlo en el terreno de juego. No es cierto que yo escogeré a alguno de estos chicos que llevan años jugando por hobby. Se organizará un certamen clasificatorio para que cada uno luche por su lugar”, declaró con seguridad don Rafael.

Fernández también elabora un programa de captación de talentos, incorporando jóvenes de otras ramas como el tenis, para afinar sus destrezas y ajustarlos al racquetbol en un lapso breve.

“Si existe un jugador con una buena base, no partimos de cero, sino desde una ventaja, pues ya domina la raqueta. Solo es cuestión de pulir algunos aspectos”, comenta.

Más allá de los nombres, el factor distintivo de esta generación ha sido la regularidad.

“Actualmente poseen mayor experiencia, mayor ansia y, sobre todo, han mantenido la práctica constante durante cuatro años. Jugar en casa será un empujón extra”, indica Fernández.

El anhelo de competir en casa recorre a los deportistas. El apoyo del público, la proximidad de familiares y amigos, y el hecho de que la sede oficial se sitúe en Santo Domingo constituyen una motivación adicional.

“Es distinto saber que al entrar al campo habrá personas que han venido exclusivamente por verte a ti. Eso te impulsa a rendir más”, admite Céspedes.

Con la experiencia de sus dirigentes, la incorporación de varios veteranos, la energía de la nueva generación y la ventaja de jugar en casa, el objetivo es nítido: convertir el bronce en oro y sentir el himno nacional vibrar en el pabellón.

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