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Con una longitud total de 3,6 km y un tramo central suspendido de 3 300 m entre dos torres de apoyo, el puente del Estrecho de Messina enlazará en 2032 la isla de Sicilia con la Italia continental.
Aunque existen otros puentes colgantes de gran envergadura, el de Messina ostentará la mayor luz libre (sin soportes intermedios) entre dos puntales estructurales.
Se trata de un proyecto de conexión permanente entre Sicilia y la región de Calabria, situada en el suroeste italiano, que ocupará la punta de la “bota” que forma la península europea. El paso estará abierto tanto a trenes como a automóviles 24 horas al día, los 365 días del año.
Según ha aprobado el Comité Interministerial de Planificación Económica y Desarrollo Sostenible (CIPESS) de Italia, la obra, que se levantará sobre el estrecho de Messina, contará con el tramo colgante más largo del planeta.
Con 60 m de ancho, el puente medirá 3 666 m en su longitud total (incluyendo juntas de dilatación). Su sección suspendida, apoyada en dos torres de 399 m de altura, dispondrá de una única luz libre de 3 300 m, según detalla el CIPESS.
En la actualidad, el puente colgante con la luz principal más extensa es el “Çanakkale 1915”, que cruza el estrecho de los Dardanelos con una distancia horizontal entre pilares de 2 023 m, según el Libro Guinness de los Récords.
Ese vano superó los 1 991 m del puente Akashi Kaikyo (Japón), que une Kobe con la isla de Awaji sobre el estrecho de Akashi y fue inaugurado en 1998.
El proyecto italiano, estimado en 13 532 millones de euros (cerca de 16 000 millones de dólares), incluirá tres carriles de circulación por sentido —uno de emergencia, dos de servicio— y dos vías férreas con pasarelas laterales, según el CIPESS.
Unas 40 km de enlaces viales y ferroviarios (el 80 % en forma de túneles) conectarán el puente con la autopista mediterránea y dos estaciones de tren en Calabria, así como con las autopistas Messina‑Catania y Messina‑Palermo y la nueva estación de Messina en Sicilia, según el Gobierno italiano.
Desde la antigua Roma, los puentes han impulsado la economía de las naciones, dinamizando el comercio y facilitando la industria. La actualidad del estrecho de Messina constituye uno de los retos infraestructurales más ambiciosos del planeta, afirma Webuild, la firma constructora que lidera su ejecución.
Se prevé que el tramo principal atienda a unos 6 000 vehículos por hora y 200 trenes al día cuando la obra se concluya en 2032. Estará sostenido por dos cables de 1,26 m de diámetro, cada uno formado por 44 323 hilos de acero de alta resistencia, que formarán arcos entre las torres, dejando un espacio libre navegable de al menos 70 m de altura sobre el agua.
El paso náutico bajo el puente tendrá un ancho de 600 m y una altura máxima (distancia entre la parte inferior del tablero colgante y la superficie del mar) de 72 m, reduciéndose a 70 m cuando circulen simultáneamente los carriles de carretera y dos trenes de pasajeros.
Se trata de una obra colosal que plantea grandes desafíos de ingeniería y se erigirá sobre aguas con intenso tráfico marítimo, en una zona expuesta a fuertes vientos y una de las más sísmicas de Europa.
Sin embargo, los puentes colgantes son estructuras sísmicamente fiables, pues presentan una baja sensibilidad a los temblores. De hecho, muchos de estos puentes se construyen en áreas con mayor riesgo sísmico que el estrecho de Messina, como California, Turquía o Japón, según la publicación especializada New Atlas.
El puente unirá Sicilia y Calabria en el punto más próximo de ambas riberas. Su tablero aerodinámico está concebido para resistir vientos de hasta 216 km/h, aunque durante más de veinte años de monitoreo la velocidad máxima de ráfaga registrada en la zona nunca ha superado los 140 km/h, indica la web oficial del proyecto (https://strettodimessina.it/web).
Desde el punto de vista sísmico, la estructura podrá soportar sin daños un terremoto de magnitud de momento Mw 7,1, comparable al sismo que azotó Messina en 1908, según la misma fuente.
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