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El experto alerta que retirarse demasiado pronto podría acelerar el declive cognitivo y ofrece recomendaciones útiles para detener la pérdida de recuerdos.
Santo Domingo – A pesar de los progresos científicos, el cerebro humano sigue siendo un órgano repleto de enigmas. Su modo de operar, su capacidad de reparación y su susceptibilidad a enfermedades neurodegenerativas han sido objeto de innumerables investigaciones.
En la República Dominicana, uno de los referentes más reconocidos en estos temas es el doctor José Joaquín Puello, presidente de la Ciudad Sanitaria Luis Eduardo Aybar y neurocirujano con más de seis décadas de ejercicio profesional.
Puello abordó los aspectos esenciales del envejecimiento cerebral, la relevancia de mantenerse activo, la neuroplasticidad, la influencia de la alimentación, el descanso, así como los últimos avances en torno al autismo y al Alzheimer.
Según el doctor Puello, jubilarse prematuramente no siempre constituye la mejor opción.
«No se jubilen, no se retiren, porque hay estudios muy serios que demuestran que el deterioro cognitivo del cerebro está directamente ligado a retirarse antes de tiempo», advirtió.
El especialista explicó que el cerebro necesita estar en constante actividad para retrasar el deterioro natural asociado a la edad. Leer, investigar, enseñar, practicar algún deporte o participar en actividades sociales son estímulos que protegen a las neuronas.
«Es necesario mantenerse activo tanto a nivel cerebral como físico. Se trata de equilibrar lo mental y lo físico», comentó.
El hábito de la lectura diaria es, a juicio de Puello, una de las formas más efectivas de fortalecer las conexiones neuronales.
«La gente me pregunta qué leo. Mire, lean lo que puedan, pero lean todos los días. Lo ideal es más de una hora de lectura al día», recomendó el especialista en el programa Esta Noche Mariasela.
Para él, no importa si se trata de novelas, filosofía o cuentos; lo esencial es ofrecer al cerebro un estímulo continuo que obligue a las neuronas a trabajar, crear sinapsis y mantener la creatividad.
En contraste, expresó su preocupación por el impacto de la tecnología en las nuevas generaciones: «Los niños y jóvenes no están leyendo. Solo reciben imágenes y no desarrollan su creatividad».
De hecho, señaló que países como Corea del Sur, Japón, Suecia y Finlandia han eliminado las tabletas de las aulas para promover métodos de aprendizaje más activos.
El neurocirujano destacó la estrecha relación entre el sueño y el almacenamiento de información.
«El cerebro registra más cuando dormimos. El sueño está codificado en nuestro ADN. Dormimos porque es parte de nuestro programa genético; si no lo hacemos, la memoria se ve afectada», explicó.
Según Puello, los trastornos del sueño son un signo temprano de enfermedades neurológicas graves. «El primer síntoma de la depresión es el insomnio. Lo mismo ocurre en la esquizofrenia y otras patologías, donde el sueño juega un papel central», indicó.
Al contrario de lo que se pensaba, las neuronas no solo pueden regenerarse, sino también establecer nuevas conexiones a lo largo de toda la vida.
«Los pacientes que han sufrido un accidente cerebrovascular y logran volver a caminar son la prueba de que el cerebro puede reinventarse», comentó Puello.
Aunque la neurogénesis es más intensa hasta los 30 años, la ciencia ha demostrado que incluso en la edad adulta tardía el cerebro puede repararse y generar nuevas células si recibe los estímulos adecuados. Aprender un idioma, practicar una disciplina artística nueva o enfrentarse a retos inéditos son estrategias para ganar neuronas.
La nutrición resulta esencial para el desarrollo neuronal, sobre todo en los primeros cinco años de vida.
«Un niño desnutrido en esa fase difícilmente alcanzará un desarrollo óptimo. Necesita proteínas y grasas de calidad; la masa cerebral está compuesta mayormente de colesterol», afirmó.
Puello recordó estudios realizados en Inglaterra que compararon cerebros de niños bien nutridos con los de países con altos índices de desnutrición, encontrando una diferencia «abismal».
Explicó que procesos como la sinapsis (conexión entre neuronas) y la mielogénesis (producción de mielina que recubre los axones) dependen directamente de una adecuada alimentación. Deficiencias en estos procesos pueden estar vinculadas a trastornos como el autismo.
La memoria humana, según Puello, no es un simple almacén, sino un proceso selectivo.
«El cerebro filtra los estímulos que le interesan. La memoria es selectiva. Por eso recordamos un número de teléfono cuando nos resulta relevante, como el de alguien que acabamos de conocer», señaló.
Conforme envejecemos, perdemos alrededor de diez millones de neuronas cada día. Sin embargo, el aprendizaje permanente ayuda a recuperar funciones y compensar esas pérdidas.
El especialista enfatizó que no todas las personas con acumulación de proteínas anómalas en el cerebro desarrollarán Alzheimer.
«Menos del 30 % de quienes presentan esas proteínas llegan a padecer la enfermedad», afirmó.
Sin embargo, destacó los avances científicos: ya existen pruebas sanguíneas que detectan la presencia de proteínas asociadas al Alzheimer, evitando procedimientos invasivos como la punción lumbar. También hay fármacos, aunque costosos, que logran ralentizar el avance de la enfermedad.
«Estamos cerca de hallar soluciones más efectivas, al igual que en el autismo. La ciencia avanza hacia la proteómica, que estudia el rol de las proteínas en estas patologías», explicó.
Frente a la avalancha de productos que prometen mejorar la memoria y la salud cerebral, Puello es categórico: «Lo esencial para el cerebro es el azúcar, el oxígeno y la grasa adecuada. Tres minutos sin azúcar o sin oxígeno y el cerebro muere».
También defendió alimentos básicos como el huevo, al que describió como un excelente recurso para la salud neuronal.
En cuanto a la afirmación del expresidente Donald Trump de que el acetaminofén podría provocar autismo, Puello fue contundente: «Eso carece de fundamento científico. El paracetamol se ha usado durante décadas por miles de millones de personas. Si fuera cierto, el mundo estaría lleno de niños con autismo».
Un tema menos difundido que abordó el doctor es la relación entre niveles bajos de litio y trastornos psicológicos.
«Un porcentaje importante de la población mundial tiene déficit de litio, lo que puede generar problemas similares al Alzheimer», advirtió.
El mensaje central del doctor Puello es claro: el cerebro requiere estímulos continuos para mantenerse sano. Leer, aprender, socializar, dormir bien, alimentarse de forma adecuada y evitar la jubilación precoz son factores clave para retrasar el deterioro cognitivo.
«Todos vamos a perder memoria con la edad, pero podemos frenar ese proceso. La lectura, el aprendizaje y los retos nuevos son los mejores medicamentos para el cerebro», concluyó.
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