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El experto en comportamiento humano afirmó que los datos del Observatorio Permanente de Seguridad Vial son rotundos, destacando que el 42 % de las víctimas tienen menos de 30 años.
El coordinador del Clúster de Alcohol manifestó una profunda inquietud por la elevada mortalidad nacional derivada de los siniestros viales, señalando que el 42 % de los fallecidos son menores de 30 años.
Elías Tejeda solicitó a las autoridades una mayor rigurosidad en la ejecución y fiscalización de la normativa de tránsito y en el uso de los alcoholímetros.
El experto en conducta humana reiteró que los datos del Observatorio Permanente de Seguridad Vial son contundentes, indicando que el 42 % de las víctimas son menores de 30 años, y agregó: “Estos jóvenes circulan como cabras sin control por carreteras y avenidas; la mayoría conduce a alta velocidad y ninguna autoridad los detiene, entregándolos a salvo a sus familias”.
Cabe recordar que con frecuencia una considerable proporción de los jóvenes, y también algunos adultos, manejan bajo la influencia del alcohol y otras drogas, lo cual incrementa el riesgo de accidente en todas partes.
El coordinador del organismo planteó la cuestión de cuál es el rol de las familias cuando descubren que sus hijos no están en casa a altas horas de la noche y qué tipo de control ejercen, considerando que algunos ni siquiera alcanzan los 20 años, estando en pleno auge de la juventud.
Otra interrogante, añadió Tejeda, es qué ocurre con las autoridades encargadas de prevenir estas tragedias, y manifestó que parece que en las madrugada no se presencia a ningún agente de tránsito.
En ese sentido, señaló que las campañas de los famosos alcoholímetros no trascienden más allá de la mera publicidad, sin planes concretos.
Añadió que, cuando se utilizan los alcoholímetros, parece ser por impulso espontáneo más que por un interés real de evitar siniestros, limitándose a una o dos avenidas del Gran Santo Domingo.
Como coordinador del Clúster de Alcohol, indicó que insta a las autoridades responsables de la aplicación y supervisión de la Ley 63‑17, que regula todo el transporte público y privado, a tomar sus funciones más en serio y convertir los alcoholímetros en herramientas que ayuden a sacar al país de la lista de los más accidentados de la región.
Propuso su uso generalizado en todo el país, haciendo énfasis especialmente de jueves a domingo, días en los que se registran más siniestros, y recordó el reciente fin de semana en que Santiago se vistió de luto por la muerte evitable de jóvenes que apenas comenzaban a vivir.
Tejeda advirtió que mientras los alcoholímetros se empleen sin una planificación adecuada y sin la inclusión del Ministerio de Salud en su diseño y supervisión, no se obtendrán los resultados esperados.
“Mientras tanto seguiremos contabilizando fallecidos, y las familias seguirán de luto una generación entera de jóvenes cuyas vidas podrían haber tenido un futuro mejor y no terminar en un cementerio”.
Añadió que las familias también deben reconocer que entregar un vehículo a jóvenes que a menudo carecen de licencia o seguro vigente, y que no se les imponen límites de horario de salida o regreso, constituye otro factor de riesgo que pone en peligro a la juventud.
A ello se suma, sostuvo, que algunos comienzan a consumir alcohol desde los 13 años, junto al uso de tabaco; combinados con la velocidad, el resultado es la muerte.
“Padres, madres, perder a sus hijos en plena flor de la juventud es una tragedia irreparable que permanecerá en ustedes mientras vivan; es momento de cuidar a nuestra juventud”, clamó.
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