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Ese diminuto arroyo se ha convertido en una sombra constante para los habitantes de la zona. ¿El motivo? Cada vez que las lluvias caen con intensidad, el cauce se desborda sin compasión, inundando esa vía principal, la más transitada de la demarcación capitalina.
En junio de 2020, la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (Caasd) dio a conocer obras en esa cañada que beneficiarían a más de 70 mil personas, con una inversión de RD$500 millones. Tres años después, tras las intensas precipitaciones generadas por fenómenos atmosféricos, la gestión actual del Gobierno también anunció acciones en la cañada, donde se acumula una gran cantidad de residuos, sobre todo en época de lluvia.
Aunque el Gobierno ha reiterado en varias oportunidades que intervendrá para poner fin a este problema histórico, la realidad es que las aguas turbias de la cañada siguen marcando la vida de los vecinos. Algunos residentes que conversaron con el periódico Hoy, para la serie “Hoy en tu barrio”, se lamentaron diciendo que “en estos días de lluvia el hedor es insoportable”. Añaden, sin embargo, que con el tiempo se han habituado.
El paso de los años no ha hecho más que profundizar la desesperanza de quienes, año tras año, esperan que las promesas oficiales se traduzcan en obras concretas. Carlos Pérez, habitante del sector, describió su situación: “La condición de esa cañada no es fácil, porque la última vez, cuando llovió en noviembre, un hombre cayó allí y murió. Imagínate una escena así, como padre, sin encontrar a quién acudir en ese momento. Los trabajos que anunció el Gobierno se quedaron en palabras. ¿Qué gana uno al decir que va a arreglar algo si no lo hace?”.
Lo que para algunos es solo un canal de desagüe olvidado, para los vecinos de Arroyo Hondo es un recordatorio permanente de la fragilidad de su seguridad.
Según Pérez, la impotencia que siente es casi colectiva. En noviembre de 2022, aquel famoso viernes de diluvio, perdieron la vida el empresario Jochy Batista y el repartidor Luisinky Mojica mientras transitaban por la cañada. El suceso aún resuena como una advertencia de lo que podría volver a ocurrir si no se actúa con urgencia.
Pérez subraya la brecha entre la palabra oficial y la acción concreta, un vacío que la comunidad no puede llenar con resignación.
“A veces no hay que dar tantas vueltas, porque el agua llega hasta la bomba. Una noche, mi jefe venía a casa y la cañada… no pudo regresar hasta las 12 de la madrugada. Es muy peligroso”, advierte, mientras insiste en que la solución no puede seguir postergándose.
Sin embargo, Francisco Dipré Solano, residente del sector H5, ofrece una visión distinta:
“Esta cañada ha mejorado mucho y, después del trabajo que le hicieron, ya rara vez se desborda. Tras esa intervención, remodelaron el puente y hasta ahora está todo bien. Baja mucha basura, pero se va por abajo”.
Su relato muestra que, aunque persisten los problemas, algunas intervenciones han tenido impacto. La remodelación del puente, por ejemplo, supuso un respiro para los habitantes, que durante un tiempo sintieron que la situación empezaba a estabilizarse, indicó Dipré en conversación con reporteros de Hoy. Aun así, la cañada sigue representando un riesgo.
“Ahora, cuando vienen muchos troncos y hay mucha agua, entonces el nivel sube”, recordó el vecino. Dipré señaló que, pese a las mejoras puntuales, el peligro nunca desaparece por completo.
Las versiones de Pérez y Dipré contrastan con las ofrecidas por varias autoridades de diferentes demarcaciones de Arroyo Hondo. Tanto Basilio Lorenzo, presidente de la Unión de Juntas de Vecinos de La Puya, como Ambrioso Florían, presidente de la Junta de Vecinos Nuevo Amanecer, coincidieron al afirmar que la situación de la cañada ya no es la misma que antes.
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