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Los seguidores de los Yankees de Nueva York y de los Tigres del Licey son casi idénticos; comparten la convicción de que su equipo siempre supera a los rivales, una creencia arraigada en la histórica trayectoria ganadora de ambos. Así, cuando ocurre una catástrofe y los objetivos se desvanecen, surge una revuelta que apunta a los responsables, ya sean directos o indirectos, del desastre. Nada infunde más valentía a un aficionado que la certeza de que su club supera a los demás, al punto de que, aun ante la calamidad, se rehúsa admitir la realidad. Esa misma actitud se vivió el pasado miércoles entre los miles de seguidores de los “Mulos de Manhattan” en el Yankee Stadium, que vieron cómo los Azulejos de Toronto destrozaron sus esperanzas de alcanzar la final y añadir el título número 28 de Serie Mundial. El hecho de ser el club con más corona lleva a los fanáticos yankistas a mantener la convicción, sin importar la calidad actual de los jugadores, de que su equipo está por encima de todos, solo por su legado.
RADARES.- El Día Nacional de los Clubes se festejó en grande, rindiendo tributo a sus contribuciones de las últimas décadas, pero también debería invitar a los dirigentes a reflexionar sobre el deterioro que atraviesan… Algunas figuras deportivas parecen olvidar el respeto que la sociedad les debe y actúan de forma irracional. Un ejemplo reciente es Conor McGregor, sancionado con 18 meses por dopaje.
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