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Cuando el cielo se cubre, Sabana Perdida se dispone a correr

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Cuando llueve, todo se inunda.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

La precipitación, un fenómeno tan natural y necesario para la vida, se ha convertido en motivo de angustia para los habitantes de Sabana Perdida.

En el sector Respaldo Lotería, cercano al río Ozama, cada vez que el cielo se cubre comienza el “corre corre”: los vecinos trasladan sus pertenencias a casas de conocidos que están en zonas más elevadas, intentando salvar lo poco que poseen.

Vivir a los pies de una cañada inconclusa y del río Ozama pone en peligro sus vidas, sus enseres y su estabilidad económica. Cuando llueve, todo se inunda.

“Aquí estamos porque no nos queda otra opción de dónde vivir. Cuando se dice que va a llover, ese río Ozama, cuando sube un poquito, sea un metro, estamos inundados aquí”, comentó a periodistas de HOY Digital para la serie especial Hoy en tu Barrio, Marcelino Antonio Cabrera, residente de la zona.

Para él y sus vecinos, la lluvia no brinda alivio, sino desesperación.

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“Es un tormento para cada uno de nosotros, tenemos que empezar a sacar los enseres de nuestros hogares. Tenemos que refugiarnos en la parte más alta, donde algunos amigos, a la espera de que el río baje”, detalló Cabrera.

Aunque a menudo logran salir a tiempo, las pérdidas materiales son inevitables.

“Los daños en los enseres, cuando ese río nos atrapa, todo se echa a perder. Quien tiene tiempo logra rescatar. A veces confiamos en que Dios no hará subir (el río) a gran altura, de repente en la madrugada se nos eleva y no hallamos qué hacer, porque los enseres se destruyen y necesitamos volver a empezar, lo que retrasan económicamente”, dijo con resignación.

Según Cabrera, cada inundación los obliga a reajustar sus prioridades.

“Aquí muchos vecinos han perdido su cama, sus muebles, muchos trastes”, lamentó, explicando que el dinero destinado a los alimentos termina usándose para reponer los objetos destruidos.

“Esto es un caos, una maldición”

Con al menos 30 años viviendo en el sector, Vicente Roque resume en pocas palabras lo que siente cada vez que se anuncian lluvias: “Esto es un caos, una maldición.”

“Hay que dejar todo votado porque todo se llena de agua”, añadió. En su experiencia, por culpa de los aguaceros ha perdido un congelador y una cama, sin haber recibido apoyo de las autoridades.

Una luz en medio del caos

Pero en medio de tanta incertidumbre, hay quienes se convierten en refugio para los demás. Ventura Nolasco es uno de ellos. Durante ciclones y fuertes lluvias, ha abierto las puertas de su casa para que sus vecinos guarden sus enseres o incluso se alojen hasta que el agua baje.

“Aquí cuando llegó una vez un ciclón, yo vivía ahí abajo, esta casa estaba a medio construir y toda esa gente de ahí abajo se metían aquí a dormir y a guardar algunas cositas”, recordó.

Aunque vive en una zona más alta y no sufre inundaciones, se solidariza con los que viven abajo.

“Yo les dejaba meter todos sus enseres hasta que el agua volvía y bajaba. Por ejemplo, para el ciclón George se dieron esos casos y es muy lamentable”, relató.

“Aquí no tenemos ayuda”

Los habitantes aseguran sentirse olvidados.

“Aquí no tenemos ayuda de las autoridades”, expresó Cabrera, quien afirma que, tras las catástrofes, no reciben asistencia.

“Tenemos que luchar por nosotros mismos”, añadió.

Lo que piden los residentes de Sabana Perdida

Los habitantes de Sabana Perdida no exigen lujos. Solo quieren vivir con seguridad y dignidad. Piden al Gobierno y a las autoridades municipales intervenir la cañada y mejorar el drenaje para evitar más pérdidas.

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