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Yamamoto se transformó en el primer lanzador en 24 años en lograr juegos completos consecutivos durante la postemporada.
El lanzador japonés Yoshinobu Yamamoto, miembro de los Dodgers, se quedó inmóvil en el montículo, manteniendo la mirada fija en el plato. Sin moverse, por varios segundos, ni siquiera tomó una respiración profunda.
No requirió un instante para recobrar la calma antes de efectuar un lanzamiento recto con cuenta de 1-2, que George Springer intentó conectar sin éxito en la octava entrada, a una velocidad de 96 millas por hora. Tampoco la recta que dejó congelado a Nathan Lukes, el siguiente bateador, con una bola rápida baja y fuera de la zona para terminar el *inning*. Esa viajó a 97 mph. Yamamoto opera envuelto en una paz casi meditativa.
Ha marcado la pauta de su *postseason*. La serenidad en su semblante. La tranquilidad que irradia su aura. Reserva todo el caos y la intensidad para sus lanzamientos.
Una vez más, al concluir, el equipo rival permaneció en silencio. Yamamoto había conseguido su segundo juego completo consecutivo en estos *playoffs*. En esta ocasión, en una victoria de los Dodgers por 5-1 que niveló la Serie Mundial de 2025 ante los Blue Jays a 1-1. Más control y dominio. La idéntica filosofía.
En esta oportunidad, la audiencia en el Rogers Centre guardó silencio en reconocimiento a su brillantez. Menos de 24 horas antes, el mismo estadio vibró cuando los Blue Jays superaron al abridor más destacado de la postemporada y expusieron a un *bullpen* que cede ante cualquier oportunidad crucial. Pero Toronto no pudo descifrar a Yamamoto.
Un temperamento indudablemente estoico. Un brazo innegablemente eléctrico. Una presentación rotundamente magistral.
“Excepcional”, declaró posteriormente el mánager de los Dodgers, Dave Roberts. “Súper competitivo, especial. Sí, estaba totalmente concentrado esta noche”.
“Es asombroso”, complementó el primera base Freddie Freeman. “A medida que avanzaba, y estando ya en la sexta entrada, trataba de pensar en lo en calma y con total control del juego que él estaba. En lo que intentaba realizar. Son cuatro o cinco lanzamientos con los que parecía capaz de impactar incluso a una pulga”.
No parecía que Yamamoto fuera a alcanzar esta cumbre otra vez, convirtiéndose en el primer lanzador en completar juegos seguidos en *playoffs* desde Curt Schilling en 2001. El primer *inning* tuvo un parecido inquietante con la actuación de Blake Snell la noche anterior. Los Blue Jays iniciaron la entrada con un doble de Springer. Un sencillo de Lukes colocó corredores en las esquinas y trajo a Vladimir Guerrero Jr., el bateador más encendido de la postemporada, al plato.
A medida que el momento se cargaba de intensidad y los nombres se volvían más imponentes, Yamamoto regresó a ese estado de quietud. Era como si la tensión fuera necesaria para mantenerlo a flote. Ponchó a Guerrero con una curva que lo hizo despotricar camino al *dugout*. Hizo que Alejandro Kirk pegara una línea suave a Freeman en primera, y luego culminó el *inning* ponchando a Daulton Varsho.
“Pienso que lo más admirable fue la forma en que superó esa primera entrada”, comentó Clayton Kershaw. “Primera y tercera, sin outs, con Vladdy al bate, y de alguna manera logra salir ileso y, además, mantener bajo el conteo de lanzamientos”.
Precisamente la cifra de lanzamientos aún mantenía escéptico a Roberts. Yamamoto necesitó 23 para conseguir los primeros tres *outs*. Recordemos que Snell lanzó 29 en la primera entrada del Juego 1.
“Después de ese primer *inning*, mi expectativa era de seis [entradas]”, rememoró Roberts. “Sentía que encontraría la forma de superar la sexta. Es un equipo agresivo y que hace mucho *swing*”.
Sin embargo, la agresividad jugó en contra de Toronto en este encuentro. El derecho japonés, en su segundo año, permitió una carrera en la tercera que empató el partido 1-1, pero a partir de ahí retiró a los últimos 20 bateadores que enfrentó. Su conteo de lanzamientos parecía haberse congelado. Promedió 10.3 lanzamientos por *inning* después del primero y finalizó con 105 en total.
“Estuvo increíble”, admitió Springer. “Hizo lo que sabe hacer mejor, lanzando cinco o seis variaciones la mayor parte del tiempo. Demostró por qué es el beisbolista que es”.
Es por ello que los Dodgers invirtieron con tanta intensidad en Yamamoto cuando aterrizó desde Japón. Por eso el club le otorgó un acuerdo lucrativo de 12 años y 325 millones de dólares antes de la temporada anterior, el contrato más abultado para un lanzador en ese momento. Para momentos de esta magnitud. Para exhibiciones de esta clase.
Ellos sabían íntimamente que sería preciso en su ejecución. Contundente en cada entrega. El tipo de brazo que podía silenciar por completo a una multitud, como los 44.607 asistentes a un juego que se percibía como obligatorio ganar. Creían firmemente que se alzaría para superar a cualquier rival que tuviese enfrente, tal como lo hizo frente a Kevin Gausman. El abridor de los Blue Jays fue, en términos generales, estelar por mérito propio.
Estar en soledad en el montículo, obligado a realizar lanzamiento tras lanzamiento contra lo mejor del béisbol en territorio ajeno, nunca perturbó a Yamamoto. Jamás lo doblegó. Nunca lo hundió.
Simplemente se dedicó a dominar.
“Fue una derrota dolorosa [la del viernes]”, expresó Yamamoto a través de un intérprete. “No hace falta mencionar que, en el juego de hoy, teníamos la obligación de ganar. Así que esa fue la mentalidad con la que abordé este partido”.
Ahora la serie se desplaza a Los Ángeles. No obstante, parece inevitable que esto regrese a Toronto, donde los Blue Jays tendrían una nueva oportunidad contra Yamamoto en un posible Juego 6. Se siente justo. Los Jays han demostrado con creces merecer este escenario. Han probado que pueden ser competitivos ante los mejores del béisbol.
La jornada del sábado nunca dio la sensación de estar en las manos de los Dodgers como equipo. De manera constante se sintió como si estuviera totalmente en manos de Yamamoto. Y él no se dejó arrastrar por la presión. La quietud era demasiado genuina. El impacto del guante del receptor de Will Smith, demasiado categórico. Los Blue Jays se encontraron indefensos. El juego completo exhibió la inquebrantable integridad de Yamamoto en el montículo durante la noche.
“Esta noche no cometió ningún error”, sentenció Springer. Su estado de ánimo no se lo permitió.














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