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Una reforma fiscal debe llevar a la superación de la escasa inversión en infraestructura del país, sin limitarse únicamente a obras de gran envergadura, sino también incluyendo proyectos de menor escala en las distintas comunidades del interior.
Así lo manifestó el economista Isidoro Santana durante su participación en el Encuentro Económico de Hoy, donde esbozó los puntos fundamentales de una reforma impositiva. Subrayó que el país no puede vivir constantemente recurriendo al endeudamiento, si bien este se mantiene en niveles gestionables. Hizo memoria de que, desde hace muchos años, organismos internacionales han recomendado que América Latina destine entre un 4% y un 6% del Producto Interno Bruto (PIB) a la inversión pública en infraestructura. El país siempre ha permanecido cerca del 2% del PIB.
La infraestructura requiere adaptarse al cambio climático. Aseveró que el país necesita una inversión sustancial en infraestructura hídrica para prevenir los desbordamientos fluviales y los deslizamientos de tierra en las carreteras. El perjuicio que causan las lluvias en las infraestructuras habitadas por personas de bajos recursos, producto de la crecida de ríos y cañadas, es mayúsculo.
Recordó que hace dos décadas, estudios del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial sugerían que un país en desarrollo no debería tener un coeficiente de endeudamiento superior al 30% del PIB, aunque hoy día se habla de un techo de hasta el 60%. Argumentó que es inviable intentar establecer el 30% como límite, dado que las naciones no tienen la capacidad de retroceder a ese porcentaje.
Mencionó que, tras la crisis financiera de 2007 y la pandemia de covid-19, los gobiernos se vieron obligados a asumir responsabilidades y se endeudaron mucho más de lo que hasta ese momento se consideraba normal, pero la ciudadanía se habituó a percibir el 50% o 60% como algo habitual.
Señaló que numerosas naciones están vendiendo bonos del Tesoro de Estados Unidos, ya que están percibiendo la posibilidad de una crisis de deuda.
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Los desafíos fiscales del país, según su planteamiento, no son meramente circunstanciales, sino que demandan un debate profundo y una planificación que contemple no solo los problemas actuales, sino también los que están por venir.
Aún quedan varias décadas de un gran esfuerzo para superar el atraso detectado en la educación dominicana, sostuvo.
La seguridad social se volverá más costosa a medida que la población envejezca, un fenómeno que ha ocurrido en el país en los últimos años. Cada día habrá mayor número de personas dependientes, lo cual incrementa la carga financiera del sistema de seguridad social.
A medida que se incremente la población de edad avanzada con poca capacidad para sustentarse o para contribuir a su propio sustento, el coste para la seguridad social será mayor.
Explicó que otro inconveniente de la seguridad social radica en que los salarios son bajos, lo que disminuye la capacidad de cotización de los trabajadores asalariados.














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