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En Cartagena de Indias: Recorrido en carruaje cuando anochece

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Damos una vuelta en carruaje?" pregunta mi nieta Mariale al notar, al dejar el alojamiento en Cartagena, Colombia, cómo se acerca un coche de caballos.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

“¿Damos una vuelta en carruaje?” pregunta mi nieta Mariale al notar, al dejar el alojamiento en Cartagena, Colombia, cómo se acerca un coche de caballos. Mi hijo Alexis les hace una señal. (Hay tres tarifas fijadas; al final pagamos unos 45 dólares).

Es el momento del anochecer, el cielo es azul. Se va oscureciendo durante el trayecto hasta quedar completamente a oscuras, sin una sola estrella. Los balcones, que dan a las vías públicas, añaden un aire romántico al entorno de esta urbe amurallada.

El paseo en tiro de caballos es una atracción turística que, según nos dicen, se irá extinguiendo, siendo sustituida por vehículos eléctricos, réplicas del modelo T de Ford. Por ahora coexisten ambos tipos.

Desde el vehículo observamos el ambiente cotidiano: personas ganándose la vida con sus instrumentos musicales deambulan buscando alguna propina, ya sea solas o en formaciones, cuyos miembros a veces se separan para intentar conseguir algunas monedas individualmente.

También se acerca algún mendigo solitario. Por el sector de Santo Domingo, nos llaman la atención unos pinchos en la cúspide de los tejados. “Los llaman cabello de fraile o pelo de cura, para ahuyentar brujas”, explica el conductor del coche. (Son púas para impedir que se posen las aves que asemejan cuervos, y son comunes en la ciudad).

En este apacible recorrido entramos por la calle Estanco del Aguardiente, “la única vía donde se permitían las tabernas” y pasamos junto a la iglesia de San Toribio, donde “no es aconsejable unirse en matrimonio porque es para siempre”. En ese templo celebró su boda el piloto colombiano de Fórmula 1, Juan Pablo Montoya.

En la calle del Quero, el cochero señala una vivienda donde “un señor guardaba un baúl repleto de monedas. Una sombra ahuyentaba a quien intentaba hurtarlas”. (Esta historia tiene otras versiones). Al pasar luego frente a una residencia donde moró García Márquez, repitiendo una falsedad, comenta que le catalogaron como “persona non grata por modificar la fachada, haciéndola parecer una fortaleza”.

¡Cuántos relatos inventan para los visitantes! En esta vuelta llegamos a las inmediaciones de la plaza Bolívar, donde en las noches hay espectáculos de danza gratuitos al aire libre. Es agradable observarlos un rato para luego continuar el trayecto por esta Cartagena cuya icónica Torre del Reloj es el acceso principal al recinto amurallado.

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