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El documento de identidad dominicano ha evolucionado en 93 años desde el cartón y la marca hasta el policarbonato y la tecnología biométrica

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La metamorfosis de este documento ha estado ligada a los progresos tecnológicos del país.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

La metamorfosis de este documento ha estado ligada a los progresos tecnológicos del país. Beneficiarios. Más de 9.4 millones obtendrán la identificación.

SANTO DOMINGO.- La trayectoria de la cédula dominicana es también el relato de la transformación

tecnológica del país y un panorama de sus adelantos democráticos.

La primera cédula nacional, introducida en 1932, se realizaba con cartulina y tinta

mientras los datos personales se anotaban a máquina de escribir, objetos que hoy son reliquias.

Estos insumos y métodos eran el estándar tecnológico de la época, marcando el inicio del registro formal de la identidad ciudadana en el territorio.

Si bien el uso oficial de la cédula para trámites civiles se instauró desde su creación en 1931, fue durante la administración de Rafael Leónidas Trujillo Molina cuando se decretó que este documento debía ser portado, forzosamente, por todos los varones mayores de 18 años. De este modo, la cédula pasó a ser un ítem esencial entre las pertenencias de cada individuo para eludir multas de hasta cinco pesos de aquel entonces e incluso alguna detención por sospecha.

El carné de Trujillo

El dictador Trujillo fue el primer individuo en tramitar su documento personal de identidad, recibiendo el carné número 1, serie 1, acorde a su egocentrismo.

Por su parte, el movimiento femenino logró que la Ley 390, del 14 de diciembre de 1940, estableciera la cédula personal de identidad para mujeres mayores de 18 años. La mujer dominicana estaba haciendo historia al

alcanzar también el derecho al sufragio. Esa ley imponía a ellas la obligación de portar la cédula bajo los mismos riesgos que el varón si eran sorprendidas sin el permiso.

La esfera democrática

La desaparición de Rafael Leonidas Trujillo alteró profundamente la nación, por lo que la cédula no fue la excepción, ni tampoco los comicios siguientes.

Durante las primeras votaciones celebradas en el país tras el ajusticiamiento del tirano, se implementó el perforado de la cédula como prueba tangible de que el votante había ejercido su derecho a sufragar.

Esta perforación funcionaba como un sistema de control, para asegurar que el ciudadano votara una sola vez.

Antes de aplicar este mecanismo al carné, se instituyó la confección del registro electoral.

Este documento tenía como función principal determinar el número de personas habilitadas para votar en cada elección. Así, la cédula y el registro electoral se volvieron elementos cruciales para la regulación y fiscalización de las elecciones en la República Dominicana.

La cédula a la Junta En 1992 se le cedió a la Junta Central Electoral la potestad de emitir la

cédula, sumándola a sus atribuciones de emitir la identidad civil, que eran dos documentos separados.

Esta disposición se encuentra en la Ley 8-92. Todavía en las elecciones de ese mismo año el talonario electoral era de plástico y la cédula un pequeño libro, hasta que se dictó la resolución para unificar su

función y responder a la problemática política surgida tras los comicios de 1990 debido a las fuertes acusaciones de manipulación.

En ese mismo 1992 se fijó un periodo de validez de seis años para la cédula que se estaba emitiendo.

Para el año 2001, este periodo estaba próximo a expirar y no había cómo renovarla, por lo que la Ley 26-01 fijó una vigencia de diez años para el documento de identidad. A partir de entonces, se emitieron diversas resoluciones para ampliar el lapso de validez de la cédula y se dispusieron facilidades para tramitarla en todos los municipios.

El carné amarillo Para aquel entonces, la cédula de color amarillo contenía un número de identificación;

fecha y sitio de nacimiento; profesión; grupo sanguíneo y tonalidad de piel; centro electoral y su ubicación; municipio, actividad, expediente, folio, acta y año.

A partir de 2015 la Junta dispuso que el nuevo carné, en adelante de tono anaranjado, presentaría como novedad los datos biométricos de los ciudadanos (foto, rúbrica y huellas dactilares); la biometría facial; diez años de validez; impresión ultravioleta y firma digitalizada. Sus 23 niveles de protección la convertían en la identificación más segura que se había conocido hasta ese instante.

Hoy, la cédula además de cumplir la función de acreditar a los ciudadanos, es un componente de seguridad nacional y soberanía, por lo que cambiar este documento o su actualización representa un desafío para el Estado dominicano en términos económicos y sociales.

Avance técnico Con el transcurrir del tiempo, la cédula dominicana ha experimentado una notable mejora técnica.

Desde los viejos sellos en relieve y la escritura mecánica, se ha evolucionado hacia la integración de códigos QR y la inclusión de datos biométricos, rúbrica digital, reflejando una constante adaptación a las

nuevas tecnologías de protección y cotejo de identidad.

En 2026, los dominicanos contarán con un material nuevo para la cédula de identidad fabricado en policarbonato, dotado de un chip electrónico de lectura, una versión digital opcional y resguardo avanzado.

Este documento integrará al menos diez sistemas de protección avanzados, consolidando un salto técnico sin precedentes en los 93 años de la historia del carné dominicano.

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