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Nueva York, EE. UU.-
Los propietarios de títulos del grupo Tesla, congregados en junta general en Austin (Texas), donde se ubica la matriz del fabricante de vehículos eléctricos, dieron luz verde con más del 75% de los sufragios a la propuesta relativa al nuevo esquema de pago del director ejecutivo Elon Musk, según informó un portavoz del grupo.
Este “plan de incentivos”, con una vigencia de 10 años, se compone de 12 etapas que definen metas financieras y operativas, las cuales, al cumplirse ciertas condiciones, posibilitan la adjudicación de participaciones de la compañía al hombre más acaudalado del orbe. De esta forma, Musk podría embolsarse más de un billón de dólares (un millón de millones) si consigue alcanzar dichas metas.
Los accionistas debían dirimir si esta retribución de un billón de dólares para Musk resultaba apropiada o desmesurada. En juego estaba el destino del gigante de los automóviles eléctricos: si la remuneración propuesta por el consejo administrativo no era aprobada, existía la posibilidad de que el multimillonario abandonara la gestión de la empresa.
Musk había advertido sobre su dimisión en caso de ser rechazada, presentando a los accionistas un dilema: sopesar si el riesgo de perderlo como líder superaba las inquietudes de gobernanza y sociales por otorgar al individuo más rico del mundo lo que se proyecta como el mayor salario corporativo de la historia.
Diversos socios ya habían manifestado su intención de voto. El fondo soberano noruego había señalado que votaría “en contra”, al igual que el fondo de pensiones más grande de Estados Unidos, Calpers.
Por otro lado, Charles Schwab, Morgan Stanley y el fondo de pensiones público de Florida se mostraron a favor de la cuantiosa paga a Musk. Determinantes para el desenlace de las votaciones fueron Vanguard, BlackRock y State Street, los tres mayores propietarios de acciones, con un 7.5%, un 4% y un 3.4% respectivamente.
La presidenta del consejo de administración de Tesla, Robyn Denholm, dedicó las últimas semanas a persuadir a los inversionistas para que apoyaran a Musk, alertándolos sobre un futuro incierto si el magnate optaba por retirarse.
Esta no es la primera ocasión en que la remuneración del cofundador de Tesla se sitúa en el foco de la polémica.
El año pasado, un juez de Delaware anuló el paquete de 56 mil millones que Tesla le había asegurado al alcanzar objetivos que parecían inalcanzables en 2018, fecha de su establecimiento. Musk no solo cumplió con dichas metas, sino que las sobrepasó con creces.
Según el nuevo esquema de pago, Musk no recibirá sueldo ni primas, sino que obtendrá acciones cuando Tesla logre ciertas metas de tasación bursátil en un periodo de 10 años.
Para obtener el monto máximo de un billón de dólares, Musk requiere que Tesla alcance una valoración de 8,500 millones, más de ocho veces su cota actual.
Entre otros logros, debe poner a circular un millón de vehículos autónomos de taxi y contar con un millón de robots.
Si consigue esta proeza, no solo se consolidará como un empresario todavía más rico, sino que también acumulará cerca del 29% de Tesla, un grado de control excepcional para un ejecutivo. Musk ha explicado en repetidas ocasiones que su interés no radica en el dinero, sino en poseer mayor potestad sobre Tesla para resguardarla de las apuestas en corto.














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