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Si bien se elogia la intención de incorporar la Inteligencia Artificial por sus notables ventajas, no se puede obviar el riesgo de malicia que este año ha expuesto a la República Dominicana a un escenario de ciberamenazas inédito, impulsado por la innegable utilización de métodos para propagar textos digitales altamente nocivos, disfrazados de inofensivos, junto con imágenes diseñadas para persuadir incluso a los más dudosos. Los engaños y fraudes están causando estragos.
Un informe reciente del Centro Nacional de Ciberseguridad en Santo Domingo señaló que en el primer semestre del año se registraron 233 millones de ataques cibernéticos, dato que acompañó con la seria recomendación de reforzar la robustez digital para proteger tanto a entidades públicas como privadas.
No se detallan formalmente las maniobras encubiertas dirigidas al sector financiero regulado, las cuales logran sus metas con herramientas digitales de vanguardia, para no incentivar esas prácticas a través de sus “éxitos”. Pero las estafas masivas orquestadas desde la irregularidad por charlatanes que prometen fortunas siguen atrayendo a inversores ingenuos, resultando en la sustracción de cientos de millones de pesos, hechos que salen a la luz repetidamente en el país e incluso son objeto de procesos judiciales con desenlaces lamentablemente indulgentes en los tribunales.
Recientemente, un grupo de estafadores operando desde República Dominicana despojó de cuantiosas sumas a cientos de personas mayores estadounidenses que creyeron en sus simulaciones, valiéndose de los canales de comunicación de la “modernidad” digital.
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Según una denuncia del director del Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones, INDOTEL, Guido Gómez Mazara, durante el paso del huracán Melissa, el 67% de la información con imágenes difundida en redes era falsa, según dictaminó el organismo, lo mismo que las cuentas responsables de lanzar esa avalancha de falsedades, lo que supuso una grave alteración de la realidad en un momento de crisis por un fenómeno natural.
En declaraciones recientes a la prensa, Gómez manifestó su interés en exponer cómo los “bots”, un componente del mundo digital, generaron manipulaciones “de un calibre nunca antes visto” durante la emergencia causada por las lluvias del huracán.
Acusó a formaciones opositoras de estar tras esa ola de información errónea.
Al comentar el pronunciamiento de Mazara en un editorial, el periódico El Día afirmó que “la falsedad es habitual en la política” dominicana, lamentando que la mayoría de los usuarios de internet que reciben esas falsedades carecen de la capacidad o medios para verificar la veracidad de los mensajes que reciben por chats, redes sociales, canales y portales.
Con directrices dirigidas a sus clientes, el Banco Popular emitió una alerta indicando que “la Inteligencia Artificial aporta grandes beneficios, pero conlleva riesgos que requieren atención y preparación. La mejor defensa es estar informado, ser previsor y actuar con celeridad ante cualquier indicio de alarma”.
Se ha advertido que la Inteligencia Artificial se ha convertido en un instrumento fundamental para optimizar trámites, aumentar la eficacia y facilitar la toma de decisiones. “No obstante, esta transformación tecnológica también ha traído consigo nuevas amenazas digitales, siendo una de las más preocupantes: los *deepfakes*”.
Al explicar su naturaleza, se precisa que “los *deepfakes* refuerzan la credibilidad de los fraudes. Ya no hablamos solo de textos o imágenes trucadas, sino de contenido audiovisual que luce totalmente auténtico. Esto provoca que muchos usuarios bajen la guardia y caigan fácilmente en engaños o estafas electrónicas. El impacto puede ir desde el menoscabo de la imagen hasta perjuicios económicos o la violación de datos personales”.
“Aunque las herramientas digitales pueden potenciar la enseñanza y el aprendizaje, también presentan peligros como la intromisión en la privacidad, la distracción educativa y el acoso virtual”, señala en su último informe la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, añadiendo cómo las tecnologías exacerban los prejuicios de género, repercutiendo negativamente en el bienestar, el desarrollo educativo y las elecciones de carrera de las niñas.
Audrey Azoulay, máxima responsable de la UNESCO, alerta que “los contenidos visuales gestionados por algoritmos, especialmente en plataformas sociales, pueden exponer a las jóvenes a material que abarca desde contenido sexual hasta videos que glorifican conductas insalubres o estándares físicos poco alcanzables”.















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