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Eliminar de la alimentación diaria los granos refinados y el azúcar es motivo de preocupación para mucha gente que busca mantener o optimizar su bienestar, así como para quienes desean adelgazar de forma efectiva.
¿Y por qué esa ansiedad? Bueno, porque quienes han consumido esos dos elementos por años, en general, han desarrollado una dependencia difícil de superar, lo cual los impulsa a dejar el pan/pastas y recaer al poco tiempo, o a restringir el dulce y sentir que “mueren” por algo azucarado.
“No obstante, cuando estos productos ya han sido consumidos y su ingesta se interrumpe abruptamente, el organismo experimenta un síndrome de abstinencia que puede causar vértigos, mal humor, cefaleas, etc. Con el transcurso de los días, esto remite y nuestro interior lo agradece. Los niveles de glucosa en sangre se normalizan y nuestro estado de salud mejora notablemente. El cuerpo pierde peso y se reducen las acumulaciones de grasa, lo cual beneficia la salud del corazón y en términos generales”, añade.
Con cautela y sin extremos
Ubiñas sugiere actuar con sensatez y rehuir los excesos, señalando que una exposición ocasional a estos alimentos no tiene gran trascendencia, ya que lo que realmente marca la pauta es el consumo descontrolado y cuando la persona padece alguna afección que se ve impactada.
Respecto a los carbohidratos procesados y aquellos que los consumen a diario, aconseja disminuir su ingesta y comprender que todo es alcanzable si logramos mantener la armonía.
“Los carbohidratos refinados no son imprescindibles para una vida saludable; los ingerimos por gusto o hábitos adquiridos culturalmente, pero no son vitales para la salud. Sin embargo, eliminarlos por completo no es mi sugerencia, ya que la alimentación no debe ser estricta ni limitante, sino que precisa de balance y equilibrio”, afirmó.
Analizando las harinas de almendra, avena, coco y otras muchas comercializadas como alternativas más nutritivas, comenta que pueden favorecer la asimilación, pero advierte que, si se consumen en grandes cantidades, también contribuyen al aumento de peso. Finaliza indicando que incorporar estas harinas puede ser beneficioso para el sistema digestivo, pero si las porciones no se regulan, pueden llevar al sobrepeso.















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