Salud

El descanso es fundamental para conservar una memoria nítida

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Otras, nuestro reposo es superficial, interrumpido, y sentimos que la mente jamás se aquietó.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Hay noches en las que logramos un descanso profundo y reparador. Otras, nuestro reposo es superficial, interrumpido, y sentimos que la mente jamás se aquietó. Por siglos, el acto de dormir fue visto como una simple interrupción, un paréntesis biológico necesario.

No obstante, la ciencia actual ha evidenciado que el cerebro opera con una asombrosa meticulosidad mientras estamos dormidos: organiza recuerdos, desecha información superflua y refuerza nuestro aprendizaje.

Disnanyely Mateo Fajardo, psiquiatra en los Centros de Diagnóstico y Medicina Avanzada y de Conferencias Médicas y Telemedicina (CEDIMAT), señala que investigaciones recientes, realizadas entre 2022 y 2025, han descubierto que el sueño no es un estado pasivo, sino un proceso activo fundamental para la memoria, la creatividad y el bienestar psicológico.

Mientras el cuerpo reposa, en el interior cerebral se lleva a cabo una sofisticada coreografía de impulsos eléctricos y señales químicas. Estas actúan como constructores sigilosos que dan forma a las vivencias del día.

**Reposo Profundo**

Durante la etapa de sueño profundo, conocida como sueño de ondas lentas o fase no REM, el cerebro se concentra en fijar aquello que asimilamos estando despiertos.

En ese lapso, tres patrones de actividad eléctrica convergen: las oscilaciones lentas, los husos del sueño y las ondas hipocampales (llamadas “ripples”). Conjuntamente, crean una suerte de lenguaje neural mediante el cual el hipocampo, centro de la memoria reciente, reproduce las vivencias diurnas y las transfiere a la corteza cerebral para su almacenamiento a largo plazo.

**Optimizar el Funcionamiento**

Dormir no implica “apagar” el intelecto, sino brindarle la oportunidad de operar de modo más eficiente. Durante la noche, la mente decide qué rememorar, qué descartar y cómo vincular esos datos. Es una especie de edición sigilosa de nuestra propia narrativa.

Sin embargo, no todas las etapas del reposo cumplen el mismo propósito. Al ingresar al sueño REM, donde los ojos se mueven bajo los párpados, emergen los sueños. En esta fase, el cerebro se revela más imaginativo, más sensible y más libre. Estudios confirman que el sueño REM asiste en el procesamiento de emociones intensas y en la asimilación de las experiencias afectivas del día. En esencia, soñamos para sanar.

**Cuando el Sueño se Interrumpe**

Si el descanso se quiebra, la memoria también se resiente. Los aparatos electrónicos, el agobio y los horarios extendidos han ido mermando el tiempo dedicado al sosiego. Y las consecuencias de esta pérdida son significativas. “Dormir menos no solo nos deja exhaustos; también disminuye nuestra capacidad para aprender, concentrarnos y mantener el equilibrio anímico”, advierte el Dr. Andrés Halonen, psiquiatra y especialista en medicina del sueño. “La carencia crónica de sueño se vincula con estados depresivos, ansiedad e incluso un riesgo mayor de deterioro cognitivo”.

**Impacto en la Memoria**

Un estudio del año 2024 demostró que unas pocas noches con reposo insuficiente bastan para obstaculizar la fijación de la memoria. En personas mayores, la disminución natural de las ondas lentas es un indicio de pérdida paulatina de la memoria episódica. No es casualidad que los problemas de sueño sean cada vez más comunes en individuos con demencia. El acto de reposar, literalmente, custodia al cerebro contra el olvido.

Científicamente, el sueño también funciona como un proceso de limpieza. Durante las horas de reposo profundo, se activa la red glinfática, un sistema de drenaje que elimina subproductos tóxicos acumulados entre las células cerebrales. Entre estos residuos se encuentran proteínas nocivas como la beta-amiloide y la tau, asociadas al alzhéimer.

Mientras dormimos, el cerebro se depura. La escasez de sueño no solo detiene este mecanismo, sino que permite que dichas impurezas se acumulen, deteriorando gradualmente la funcionalidad mental.

**Soñar es Terapia**

Las sensaciones, al igual que los recuerdos, requieren un periodo de calma. Durante el sueño REM, el cerebro examina las vivencias cargadas emocionalmente y las “reprocesa”, suavizando su impacto negativo. “Un buen descanso es una forma de cura natural”, afirma la Dra. Méndez. “El sueño REM nos ayuda a conservar la estabilidad anímica, a contextualizar lo vivido e integrar el dolor”.

En cuadros de ansiedad o depresión, este mecanismo se ve alterado. El reposo se vuelve inestable, las fases REM se adelantan o se intensifican, y los recuerdos desagradables permanecen activos, repitiéndose sin cesar.

En el trastorno de estrés postraumático, esta alteración del sueño impide que los recuerdos aterradores se desvanezcan, manteniendo el trauma en vigencia.

**Horas Necesarias**

Según la Organización Mundial de la Salud, casi el 40% de la población duerme menos de la cantidad de horas requerida.

Los expertos coinciden en que fomentar hábitos saludables de sueño, mantener rutinas fijas, limitar la exposición a pantallas y respetar los ritmos orgánicos debería ser parte de las políticas de salud pública.

En ámbitos educativos y laborales, instruir sobre cómo dormir podría ser tan crucial como enseñar a leer.

**El Beneficio de un Buen Descanso**

En última instancia, dormir es una manera de reafirmar nuestra identidad. En cada noche de reposo se entretejen las hebras invisibles de quiénes somos. Por ello, al privarnos del sueño, no solo perdemos energía: también menguamos un poco de nosotros mismos.

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