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Washington, EE. UU.- El pleno del Senado estadounidense avanzó el lunes para finalizar la paralización de servicios federales más extensa de la historia, tras lograrse un acuerdo de compromiso con el voto favorable de senadores demócratas junto a los republicanos, con un resultado de 60 a favor y 40 en contra.
El proyecto de ley se turna ahora a la Cámara de Representantes, la cual podría reunirse el miércoles para su aprobación, para luego ser rubricado por el presidente Donald Trump. Cabe indicar que el martes es jornada festiva en territorio estadounidense.
Desde el pasado primero de octubre, más de un millón de empleados federales se encontraban sin laborar o sin percibir sueldo, entre ellos personal de control aéreo.
La presión sobre los congresistas se había incrementado en días recientes debido a la anulación de miles de vuelos.
El presidente Donald Trump había expresado su beneplácito por el pacto antes de la votación senatorial.
“Procederemos a reabrir nuestra nación muy pronto”, declaró Trump a los periodistas desde el Despacho Oval, refiriéndose al restablecimiento de los servicios públicos federales inactivos por el bloqueo presupuestario.
Trump aseguró que “honrará el pacto” y lo consideró “muy positivo”, al ser consultado sobre su adhesión a los términos acordados, los cuales incluyen el reingreso de los funcionarios federales apartados durante la suspensión.
Tras la votación, el líder republicano en el Senado, John Thune, manifestó en X su satisfacción por respaldar la “vía clara para zanjar este cierre innecesario de forma responsable, abonando prontamente a los empleados federales y reabriendo el gobierno federal”.
Su homólogo demócrata, John Fetterman, quien votó favorablemente la propuesta republicana, expuso en X el lunes por la noche las razones de su decisión. “Dar sustento a todos. Pagar a nuestras fuerzas armadas, personal gubernamental y Policía del Capitolio. Frenar el desorden en aeropuertos. La nación por encima del partido”, escribió Fetterman.
El punto central de la disputa radicaba en la petición demócrata de prorrogar las subvenciones de seguro médico que caducan al concluir el año.
Los republicanos insisten en debatir este aspecto una vez aprobado el presupuesto.
De no contar con estas ayudas, no garantizadas con estas votaciones, millones de ciudadanos estadounidenses podrían ver duplicado el costo de su seguro médico desde el año entrante.
El acuerdo contempla un presupuesto temporal hasta enero y la reincorporación del personal despedido por la administración durante el cese de actividades.
El proyecto también detalla la financiación por el ejercicio fiscal completo de programas de asistencia, como el SNAP, que asiste a más de 42 millones de estadounidenses con bajos ingresos para la adquisición de alimentos.
La senadora Jeanne Shaheen, una de las ocho legisladoras demócratas que se desmarcó de la línea partidaria, señaló que el Senado “dio un gran avance para resguardar la atención sanitaria de muchísimos estadounidenses”.
Según Shaheen, este entendimiento permitirá a los demócratas convocar una votación en el Congreso sobre los apoyos sanitarios.
Esta determinación ha provocado el enojo de una parte considerable del Partido Demócrata.
“Deplorable”, escribió en X el gobernador de California, Gavin Newsom, en respuesta al acuerdo anunciado.
El jefe demócrata en el Senado, Chuck Schumer, manifestó que el pacto “no soluciona la emergencia sanitaria”. “Esta confrontación seguirá y debe mantenerse”, prometió.
Ciertos congresistas criticaron al propio Schumer por no lograr cohesionar a sus filas.















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