Entretenimiento

¿Hasta qué límite la diversión puede abordar asuntos sensibles?

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La discusión y los juicios sobre cuán beneficioso resulta el ocio y su efecto en la comunidad resurgen con la fama de La Casa de Alofoke y La Mansión de Luinny.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

La discusión y los juicios sobre cuán beneficioso resulta el ocio y su efecto en la comunidad resurgen con la fama de La Casa de Alofoke y La Mansión de Luinny.

Estos dos espacios, observados por incontables individuos en redes virtuales, han provocado diálogo por las diversas disputas y asuntos que abordan — a veces con gracia y doble sentido — pero al final son tópicos delicados, incluyendo polémicas como la de Valka, el cruce de palabras entre La Insuperable y las Benítez, además de Cosculluela.

Para el sociólogo Celedonio Jiménez, el entretenimiento tiene la capacidad y el deber de abordar asuntos serios, siempre que lo haga con astucia y un fin concreto.

“Las bromas y el ocio perspicaces pueden abordar temas sensibles. De hecho, sería fundamental y útil que lo hicieran, no para desorientar o alejar a la gente de la vida real, sino para comprenderla mejor, fomentar el progreso humano y potenciar una identidad comunitaria avanzada y digna de orgullo”, declaró Jiménez.

Respecto a su peso en la sociedad, el miembro titular de la Academia de Ciencias de la República Dominicana opinó que espacios como estos calan profundamente en la población, tanto por su difusión masiva como por el grado de conexión que establecen entre sus audiencias y sus protagonistas.

“Su influencia es notable. Impactan de gran manera. La gran cifra de espectadores diarios de estas transmisiones, así como sus consecuencias en los medios, lo demuestran”, añadió.

El catedrático emérito de la UASD rememoró que la sociedad dominicana padece de conflictos sociales, carencias afectivas y desilusiones que, en parte, explican la gran aceptación de estos formatos.

Incluso mencionó investigaciones que calculan que “en la nación existe un 20% de la población con problemas de salud mental”, lo que motiva a muchos a buscar en el entretenimiento una vía de evasión o consuelo.

“Los creadores de La Casa de Alofoke y La Mansión de Luinny entienden que, debido a la formación académica limitada en nuestro entorno, a mucha gente le fascinan los dramas, las situaciones ocurridas y las gracias irreverentes, y sobre esa base crean contenido televisivo”, precisó.

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