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El tránsito clandestino de artefactos artísticos desafía a las fuerzas de seguridad globales

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Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

PARÍS – El año anterior, más de 37.000 piezas culturales —incluyendo artefactos arqueológicos, obras de arte, monedas e instrumentos musicales— fueron confiscadas en operativos coordinados entre Interpol y las fuerzas policiales y aduaneras de 23 naciones, según un informe de la Unesco publicado este viernes 14.

La Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) designa el 14 de noviembre como Jornada Internacional contra el Tráfico Ilícito de Bienes Culturales, una de las actividades ilegales más rentables.

Krista Pikkat, experta de la Unesco en este ámbito, recalcó que “el comercio ilegal, los hurtos y las transacciones ilícitas de bienes culturales impactan directamente en aspectos como los derechos culturales, la identidad, nuestra memoria, así como en las comunidades y su historia”.

La organización condenó con firmeza el hurto, ocurrido el pasado octubre en el Museo del Louvre de esta ciudad, de ocho valiosas joyas reales de épocas pasadas, consideradas “bienes culturales de valor incalculable”.

Este fue solo un ejemplo de las muchas acciones ilícitas que constantemente representan un desafío para las autoridades globales, y en especial para la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol).

A modo de ilustración, Interpol reportó que las aduanas de Ucrania interceptaron 87 artículos de valor histórico, entre ellos iconos de San Serafín de Sarov y antigüedad monetaria, que los traficantes intentaban sacar de contrabando hacia Polonia, Moldavia y Rumania.

En España, investigadores descubrieron una red que expoliaba sitios arqueológicos en la provincia occidental de Cáceres, empleando detectores de metales para extraer miles de monedas romanas y comercializarlas a través de redes sociales.

En Grecia, tres individuos fueron detenidos por intentar vender cinco iconos bizantinos por un valor de 80.000 dólares.

De acuerdo con la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudd), el comercio clandestino de bienes culturales compite con el tráfico de armas y narcóticos como uno de los negocios ilícitos más lucrativos.

No obstante, a diferencia de otras modalidades de tráfico, la compraventa de bienes culturales no está totalmente vetada.

La gran demanda de antigüedades y obras de arte, sumada a una legislación laxa, configura un mercado muy rentable y de riesgo relativamente bajo, sobre todo en momentos de inestabilidad política, conflictos bélicos y revueltas sociales.

El cambio de prioridades que surge en estas circunstancias frecuentemente deja desprotegidos los yacimientos arqueológicos y los museos. Un caso notorio y masivo fue el expolio de patrimonio cultural durante y después de la incursión de 2003 en Irak por una coalición internacional liderada por Estados Unidos.

Las organizaciones delictivas se aprovechan de las coyunturas críticas, operando mediante complejas redes de distribución y obteniendo ganancias tanto del mercado lícito como del clandestino, subraya el informe de la Unesco.

Además, los delincuentes recurren cada vez más a plataformas digitales y ventas en subasta para colocar artículos sustraídos, incluyendo piezas recuperadas de fondos marinos.

La Unesco también recuerda que el contrabando alimenta las estructuras criminales mundiales relacionadas con el lavado de activos, la elusión fiscal e incluso el financiamiento del terrorismo.

A partir de 2023, la organización ha formado a más de 1.200 profesionales de museos y aduanas de 80 países para reforzar los marcos legales, ofrecer instrucción y sensibilizar al público.

“También estamos colaborando con algunos de nuestros asociados, como el Organismo Internacional de Energía Atómica, para explorar cómo aplicar la tecnología nuclear en la investigación del origen de las piezas”, comentó Pikkat.

Considera prometedor “observar cómo las nuevas herramientas de inteligencia artificial nos brindan nuevas opciones en la batalla contra el comercio ilegal”.

Por otro lado, se mencionó que en septiembre pasado la Unesco inauguró el primer Museo Virtual de Objetos Culturales Robados del mundo, utilizando modelado 3D y realidad virtual para exhibir reproducciones digitales de los artículos sustraídos.

La plataforma incluye material didáctico, relatos de las comunidades damnificadas y ejemplos de devoluciones exitosas. “El propósito del museo es que algún día quede vacío”, afirmó Pikkat.

Finalmente, las autoridades hacen un llamado a los coleccionistas de arte a exigir siempre documentación oficial que certifique la procedencia de las obras y a desconfiar de vendedores no verificados en línea, recordando que los artículos sospechosos pueden ser reportados a la policía local o directamente a Interpol.

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