Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
Washington — El mandatario de Estados Unidos, Donald Trump, marcó una clara división pública con la congresista Marjorie Taylor Greene, una de sus más firmes defensoras en años recientes. Trump la apodó “Wacky Marjorie” y manifestó que apoyaría a un rival que se enfrente a ella en las elecciones intermedias del próximo año, si cree que se presenta “la persona adecuada”.
Esta ruptura confirma un distanciamiento que se venía gestando desde hace meses, a medida que Greene modificaba su plataforma política y manifestaba discrepancias con dirigentes republicanos.
La fricción creció cuando Trump acusó a Greene de adoptar posiciones “de extrema izquierda” y de haberse limitado a “quejarse” últimamente. También comentó que ya no respondía sus llamadas porque le parecían demasiado insistentes.
Greene replicó en X que Trump la había “atacado y mentido”, compartiendo un mensaje que, según ella, le envió al presidente sobre la divulgación de documentos vinculados a Jeffrey Epstein. La congresista indicó que dicho mensaje habría provocado la reacción de Trump.
Greene defendió que ha brindado apoyo a Trump con recursos, tiempo y gestión política, incluso cuando otros republicanos se apartaron de él, y subrayó que “no lo idolatra ni le sirve”.
El descontento se extendió tras los comicios recientes donde votantes en Nueva Jersey y Virginia se inclinaron por candidatos demócratas debido a inquietudes sobre el coste de vida. En ese contexto, Greene sugirió que Trump debería concentrarse en los precios dentro de EE. UU. en lugar de dedicar tanta atención a temas internacionales.
En un trayecto aéreo de Washington a Florida, Trump opinó que Greene “había cambiado en el último mes o dos”, y sostuvo que su visita a China previno perjuicios laborales en Georgia por las restricciones a la exportación de imanes.
El exmandatario también aseveró que mucha gente le había consultado para postularse contra Greene, señalando que ella “perdió una significativa imagen conservadora”.
El desacuerdo no es nuevo. En mayo, Greene anunció que no se postularía al Senado contra el demócrata Jon Ossoff y criticó a donantes y asesores republicanos que dudaban de sus posibilidades de triunfo. En junio, defendió a Tucker Carlson luego de que Trump lo tildara de “chiflado”, en un momento de fractura dentro del movimiento MAGA.
En julio, Greene descartó competir por la gobernación y denunció un sistema político que, a su entender, ponía en riesgo la mayoría republicana en el estado. En etapas recientes, buscó llegar a audiencias más amplias mediante entrevistas en medios usualmente no afines a Trump.
Durante octubre, declaró en un pódcast que “detestaba la política” y que deseaba enfocarse en solucionar problemas, sin descartar por completo una ambición presidencial para 2028.
Su presencia en plataformas como “Real Time” con Bill Maher y “The View” generó comentarios sobre una modificación en su discurso público. En este último programa, al cuestionar al vocero de la Cámara por no presentar un plan de salud, Greene fue retratada como una figura distinta a la que solían ver. Incluso recibió bromas sobre un posible acercamiento al Partido Demócrata, algo que ella negó.
Greene declaró que “ambas formaciones políticas han fallado”, mostrando un discurso menos adherido a una única tendencia.














Agregar Comentario