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Esta joven de 19 años, estudiante de Jurisprudencia, ha pasado por varias intervenciones quirúrgicas y biopsias, además de recibir una vasta cantidad de quimioterapia. Ha sido un trayecto arduo, mayormente por provenir de un entorno con pocos recursos, donde su madre ha debido ejercer ambos roles parentales. Sin embargo, a pesar de todas las vicisitudes, mantiene la confianza en que vencerá el Linfoma de Hodgkin que la aqueja. Si desea comunicarse con ella, puede hacerlo al número telefónico (849) 467-8592.
“Mi nombre es Chantal Santiago García, y soy hija de Jinet García, una mujer que ha sido mi sustento, mi modelo a seguir y mi motivo para perseverar”. Esta es la declaración de una joven de 19 años protagonista de la crónica de hoy, quien, padeciendo Linfoma de Hodgkin, un cáncer del sistema linfático, no detiene su marcha hacia la superación. A su temprana edad, ha vivido una experiencia sanitaria amarga, pero ha sabido compaginarla con una bella dedicación a los estudios. La dolencia no la ha frenado. En menos de dos años será licenciada en Derecho, tal como ha anhelado. Con el diagnóstico recibido y los tratamientos a los que ha sido sometida, Chantal enfoca su atención en el futuro. Finalizar su carrera en Leyes y transformarse en una profesional competente es su meta principal.
Es consciente de que el cáncer es un obstáculo, pero no permite que socave su ánimo. “Aunque esta afección irrumpió en mi vida sin previo aviso, la he encarado con coraje. Hay jornadas en las que lloro, en las que siento que el mundo se me viene encima, mas sigo luchando porque anhelo salir adelante, deseo vivir, quiero que mi progenitora se sienta orgullosa de mí”. Ella hace lo que está en sus manos, pero requiere de ayuda económica para mantenerse.
“Fui sometida a varias operaciones y extracciones de tejido, y recibí numerosos ciclos de quimioterapia. Inicialmente fueron doce, y luego, al constatar que la enfermedad seguía progresando, tuve que iniciar una nueva terapia más intensa, con sesiones consecutivas de tres días de internamiento”. No ha sido sencillo. Proviene de una familia con limitaciones económicas, y su madre ha tenido que asumir el rol paterno y materno. A pesar de todos los desafíos que ha enfrentado, la protagonista de esta vivencia mantiene su espíritu abierto al amparo divino y a la fe inquebrantable que profesa. “Con ilusión, espero que las personas bondadosas continúen brindándome su auxilio para poder seguir costeando mi atención médica. Cada aporte, cada gesto y cada palabra de aliento significan el universo para mí”. Chantal es agradecida y confía en que saldrá victoriosa de este trance.
Esta muchacha, que comparte su relato gracias al contacto establecido vía Instagram con Orquidia, una colaboradora de LISTÍN DIARIO, tenía 18 años cuando le detectaron la enfermedad. Un torbellino de emociones se apoderó de quien se ha caracterizado por poseer una energía contagiosa, la cual precisamente le brinda la fortaleza para seguir combatiendo al mal del cáncer. “La vida, a veces, cambia sin previo aviso. Todo empezó con lo que parecía un resfriado común: febrículas, malestar estomacal, pérdida de peso y falta de apetito. Tras diversas pruebas e ingresos hospitalarios, los doctores confirmaron el diagnóstico: Linfoma de Hodgkin, que apareció sin ser invitado y transformó mi realidad”. Se refiere a un tipo de neoplasia del tejido linfoide que se localiza en los ganglios linfáticos, el bazo, el hígado, la médula ósea y otras ubicaciones.
Como era de suponer, su reacción inicial fue muy dura. “Lloré en abundancia, me recluí por tres días, sin querer ver a nadie. Sentía que el suelo se abría bajo mis pies. Pero con el tiempo comprendí que rendirse no era una opción”. Ha demostrado ser fiel a esta convicción. Puso en práctica un plan de acción basado en el arrojo, el deseo de vivir y superarse. Espera obtener su título pronto. “Porque mi vivencia no es solo de sufrimiento, sino también de esperanza, devoción y afecto”. Esta afirmación es rotunda.
Resultó necesario conocer los años de infancia de Chantal Santiago García para entender el temple que exhibe en estos momentos de prueba para su salud. Como se preveía, su testimonio validó lo que se intuía por su carácter tan enérgico. “Mi niñez fue muy grata, me crié envuelta en afecto junto a mi madre y mi abuela materna. Fui una niña dichosa, vibrante, con una familia que me inculcó el valor de la creencia, la modestia y la ilusión”. Cobra sentido su confianza en la Divinidad.
Su etapa adolescente no fue diferente. La vivió plenamente. “Fue una época muy placentera. Disfruté cada instante, cada risa, cada amistad. En la escuela siempre fui una alumna destacada, me encantaba aprender y dar lo mejor de mí en cada actividad”. Su brillo académico le permitió ingresar a la universidad a una edad temprana y estar a menos de dos años de culminar su carrera de abogada. Todo esto, a pesar de la lucha que libra contra el cáncer. “Así es. A pesar de todo, continúo mis estudios universitarios. Estoy cursando la Licenciatura en Derecho, y me falta poco más de un año para alcanzar una de mis mayores aspiraciones: convertirme en jurista”. Su fe está depositada no solo en sanar, sino también en obtener su grado profesional para hacer que su madre se sienta aún más orgullosa de ella.
Esta joven, tan ocurrente como valerosa, es un ejemplo para quienes se paralizan ante un diagnóstico tan adverso como lo es padecer Linfoma de Hodgkin, ese cáncer del tejido linfoide que demanda hospitalizaciones, quimioterapias y un seguimiento riguroso para poder vencerlo. Ella cree en la victoria. Tal como lo expresó con esta frase: “Mi historia no es solo de dolor, sino también de esperanza, fe y amor”, así lo refrenda la dueña de esta narrativa con este ultimátum: “no pienso claudicar”. Una actitud digna de admiración, pero también merecedora de la ayuda de todo aquel que pueda brindarla para costear su tratamiento.
“Cada mañana me levanto con el ánimo repleto de deseos de seguir batallando, porque sé que tras la tempestad, siempre llega la calma. Y yo, Chantal Santiago García, no tengo intención de darme por vencida”. No cede terreno ni a la enfermedad ni a la carrera de Derecho que cursa y planea ejercer como una profesional de alto calibre. Así como ha mostrado su temple, no oculta que su fragilidad radica en las limitaciones económicas que enfrentan ella y su madre para seguir adelante. Jinet García, su madre, tuvo que cesar su actividad laboral para dedicarse en cuerpo y alma a su hija, ya que requiere tiempo completo para atender lo necesario.
Se sabe que una afección como el cáncer impacta negativamente las finanzas incluso de quienes gozan de holgura económica, ni qué decir de dos mujeres que solo se tienen la una a la otra. Este es otro motivo por el cual Chantal desea que el tiempo pase rápido y ella pueda recuperar su bienestar y convertirse en esa abogada exitosa y próspera que tanto anhela. Si desea contactarla, puede hacerlo al número telefónico (849) 467-8592.















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