Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
El exrepresentante jamaicano Curtis Ward señaló que un enfrentamiento en el Caribe meridional podría alterar la estabilidad de toda la zona.
Las recientes prácticas militares de la Armada estadounidense en Trinidad y Tobago, nación colindante con Venezuela, han revivido el temor a una intensificación de las fricciones entre Washington y Caracas y sus posibles efectos a escala regional.
La implicación del Gobierno trinitense en esta situación genera críticas internas y preocupación entre los miembros de la Comunidad del Caribe (Caricom), un bloque de 15 países que en su mayoría mantiene la defensa de la región como “un bastión de paz”.
Estos son los puntos clave sobre las probables consecuencias de unas maniobras que continuarán hasta el 21 de noviembre, según informaron las autoridades de Trinidad, y que ocurren poco después del arribo del destructor USS Gravely a Puerto España.
Un fuerte apoyo al despliegue militar estadounidense
La primera ministra trinitense, Kamla Persad-Bissessar, ha defendido estos ejercicios, tildándolos de parte de un vínculo de seguridad “sólido y duradero” con Washington, el cual ha contribuido a mermar el trasiego de armas, narcóticos y personas, además de optimizar la preparación de las Fuerzas de Defensa de Trinidad y Tobago.
Los ejercicios castrenses se enmarcan en el Pacto sobre el Estatuto de las Fuerzas (SOFA, por sus siglas en inglés) bilateral, que fue renovado en diciembre de 2024.
El SOFA especifica la condición legal, prerrogativas y deberes del personal militar norteamericano en territorio trinitense, facilitando el adiestramiento conjunto y la colaboración, mientras EE. UU. brinda apoyo en materia de protección y fortalecimiento de capacidades al país caribeño.
Persad-Bissessar reiteró ayer en redes sociales que “el suelo de Trinidad y Tobago no será usado para iniciar hostilidades contra la población venezolana”, pero especialistas consultados por EFE ponen en duda estas afirmaciones.
El propio mandatario venezolano, Nicolás Maduro, denunció ayer que la gobernante trinitense “hipotecó” a su nación para “hostigar a Venezuela”.
Un conflicto podría desorganizar el Caribe
El experto económico trinitense David Abdulah advierte que la decisión de acoger maniobras conjuntas con el Cuerpo de Marines de EE. UU. conlleva “riesgos estratégicos notables” para el Caribe en general.
“Me resulta difícil comprender qué obtiene Trinidad y Tobago con estos entrenamientos. El Ejecutivo claramente ha abandonado la postura histórica de Caricom de ver al Caribe como ‘un área de paz’. Se ha alineado con Washington”, manifestó.
Según Abdulah, la reciente movilización militar en el sur del Caribe no se enfoca en la lucha antinarcóticos, sino que es “una excusa para una intervención bélica contra Venezuela”.
Además, el exrepresentante jamaicano Curtis Ward alertó de que un altercado en el Caribe sur podría desestabilizar toda la región.
“Si estalla la contienda en el Caribe austral, las embarcaciones mercantes y los navíos de crucero podrían verse comprometidos. Las disrupciones en la red de suministro global y el turismo generarían severas consecuencias económicas para todo el Caribe”, detalló.
Caricom, de la que Trinidad es integrante, ha manifestado su preocupación por la coyuntura actual y ha solicitado a EE. UU. asegurar que cualquier acción militar dirigida a Venezuela no ponga en peligro la estabilidad regional ni se ejecute sin previo aviso o diálogo.
¿Beneficio o amenaza para Trinidad?
Para el catedrático Andy Knight, exdirector del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de las Indias Occidentales, los ejercicios podrían aportar algunas ventajas de instrucción pero “a costa de la autonomía nacional y una mayor división interna en Caricom”.
“Estados Unidos puede presentar su presencia como una cruzada contra el narcotráfico, pero existe aprensión regional sobre sus verdaderas intenciones”, explicó Knight, actualmente en la Universidad de Alberta, Canadá.
En sintonía, Ward afirmó que los ejercicios parecen ser “parte de los preparativos para una incursión bélica en Venezuela”.
“Si el adiestramiento es un preludio a la guerra, Trinidad y Tobago podría enfrentar represalias. Venezuela tendría pleno derecho de atacar las instalaciones militares estadounidenses en Trinidad y Tobago, incluidos buques de guerra en sus aguas. La vida de los civiles estaría en peligro”, puntualizó Ward.
También el exgobernante de Trinidad, Keith Rowley, declaró ayer en una conferencia de prensa que el Gobierno podría arrastrar a la nación a un posible conflicto regional y que, en tal caso, las infraestructuras gasíferas *offshore* serían un “blanco legítimo”.
Frente a estas consideraciones, Persad-Bissessar remarcó: “Los habitantes y el patrimonio de Trinidad no corren peligro porque no somos actores en ninguna agresión contra la población de Venezuela”.














Agregar Comentario