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Vallejo, con 46 años, fue galardonada por su texto “El infinito en un junco”, con el que se alzó en 2020 con el Premio Nacional de Ensayo de España.
La escritora y filóloga española, Irene Vallejo, recibió el martes el título de doctora honoris causa otorgado por la Universidad APEC, en el marco de la conmemoración del 60 aniversario de la institución.
Vallejo, de 46 años, fue reconocida por su obra “El infinito en un junco”, con la que obtuvo en 2020 el Premio Nacional de Ensayo de España.
En dicho libro, la autora recorre la trayectoria de los volúmenes impresos, la formación y la transmisión del saber.
La Universidad APEC resaltó que, en un entorno definido por la desinformación y la dispersión del conocimiento, la labor de Vallejo se ha convertido en un punto de referencia actual en defensa de los libros, la memoria y las bibliotecas como espacios de resistencia cultural.
La visita de la autora española al país ha implicado una nutrida agenda de actividades culturales, académicas y de comunicación social.
Entre estas se incluyen encuentros con directivos universitarios, promotores de la lectura y alumnos de distintas instituciones, públicas y privadas, con miras a fomentar la lectura y el razonamiento crítico.
Previamente, Listín Diario dialogó con la filóloga clásica sobre algunos temas que le preocupan y la entusiasman.
“Es momento de empezar a trabajar con las máquinas (IA)”
Entre diversos asuntos, Vallejo disertó sobre la posible alteración del quehacer del escritor en la era de la inteligencia artificial y herramientas como los ‘chatbots’. Afirmó que, por su naturaleza, es optimista y tiende a ver el porvenir con esperanza.
Argumentó que no podría criticar duramente la tecnología dado que, gracias a los avances en biomedicina, su hijo sigue con vida.
“Sería una falta de lealtad oponerme con vehemencia a las tecnologías”, manifestó. A pesar de ello, estableció una línea divisoria clara: colaborar con las máquinas, pero evitar ser reemplazados por ellas. Considera que la inteligencia artificial debería asistir en labores monótonas y no en las creativas.
La sociedad y el pasado
La autora también abordó la percepción de que una parte de la colectividad desea romper con lo pretérito. Le inquieta el cuestionamiento persistente de las humanidades en el debate público.
Estimó que esta inclinación mina la confianza en la historia y en el acervo de conocimiento acumulado. Por ello, enfatizó la necesidad de proteger dicho ámbito.
Y trajo a colación una idea de la filósofa norteamericana, Hannah Arendt: “Es el porvenir el que nos orienta hacia el pasado”. Para Vallejo, concebir lo que vendrá requiere comprender lo que ya aconteció.
Si se restringe ese entendimiento, señaló, las personas serán más inclinadas al fatalismo y a la resignación al creer que no existen otras salidas.
Advirtió que limitar nuestra aprehensión del pasado también nos hace más susceptibles a la manipulación política e ideológica. La facultad de concebir alternativas, de imaginar rumbos distintos, depende —a su parecer— de mantener viva la memoria histórica.
“Pensaremos: ‘Esto es lo único que existe, lo que va a ocurrir. No hay otra vía, no hay otra opción’, porque también estamos coartando nuestra capacidad de considerar un abanico de ideas y resoluciones, y la historia además nos enseña que aun aquello que parecía inmutable se transforma y da paso a nuevas realidades”, expresó.
Los audiolibros “funcionan muy bien”
Otro tema que tocó fue la discusión en torno a los audiolibros. Detalló que algunas personas dudan si el acto de escuchar un libro puede considerarse lectura.
Para ella, su vivencia familiar prueba que estos formatos cumplen un rol fundamental. Relató que a su progenitora le intervinieron las cataratas y estuvo varios meses sin poder leer. Durante ese periodo, los audiolibros fueron su compañía y facilitaron su recuperación.
Con el tiempo, siguió recurriendo a ellos en momentos en que no puede encender la luz o mantener el sueño.
Vallejo estima que las personas deben sentirse afortunadas por disponer de diversas maneras para acceder a la lectura. Recordó que a lo largo de la historia siempre han coexistido múltiples formatos y que cada uno halla su utilidad.
A su juicio, los audiolibros son muy útiles para quienes los escuchan mientras realizan quehaceres, hacen ejercicio o caminan.
“Se aprovecha ese tiempo para aprender”, afirmó.
Irene Vallejo estuvo acompañada en el Desayuno de Listín Diario por su cónyuge, Enrique Mora; el rector de la Universidad APEC, Erik Pérez Vega, y el decano de la Facultad de Derecho de la institución, Alejandro Moscoso Segarra.















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