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Bolsonaro afrontará una condena de 27 años en prisión por golpismo una vez agotadas las vías legales

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El tribunal supremo le concedió posteriormente el arresto domiciliario considerando que el exgobernante de 76 años padece Parkinson y trastorno bipolar.

El exgobernante (2019-2022) estaba bajo arresto domiciliario desde agosto, pero el sábado fue movido a una dependencia policial en Brasilia debido a “peligro de fuga”, tras haber estropeado su grillete electrónico en un incidente con un militar.

El anterior mandatario de Brasil, Jair Bolsonaro, empezó el martes a cumplir su condena de 27 años de cárcel por el intento de golpe de Estado, luego de que el tribunal supremo determinara que se habían agotado las opciones de apelación.

El exjefe de Estado (2019-2022) se encontraba en casa con vigilancia electrónica desde agosto, pero el sábado fue trasladado a un centro policial en Brasilia por “temor a que fugara”, después de dañar su dispositivo de seguimiento junto a un soldado.

La máxima corte declaró “definitiva” la sentencia contra Bolsonaro y varios de sus antiguos colaboradores procesados por la misma intriga, según un acta del juzgado a la que tuvo acceso la AFP.

El tribunal desestimó en noviembre una objeción a la sentencia presentada por los abogados de Bolsonaro y se venció el plazo para nuevos recursos.

El conductor de la ultraderecha, de 70 años, cumplirá su pena en las instalaciones de la Policía Federal donde se halla actualmente.

Allí residirá en un espacio destinado para él, una pequeña celda equipada con un frigorífico, climatización y un televisor.

“Amenaza a su vida”

La Fiscalía de Brasil acusó en febrero al expresidente y a una treintena de asociados por diversas faltas, incluyendo intento de golpe de Estado, tentativa de anular de forma violenta el orden constitucional democrático y conformación de grupo armado criminal.

El entramado sedicioso por el que fue sentenciado consistió en sembrar dudas sobre la legitimidad de los comicios de 2022 con el fin de decretar un estado de excepción e impedir la toma de posesión del actual mandatario, Luiz Inácio Lula da Silva.

El plan incluso incluía el asesinato de Lula, según el tribunal supremo. Sin embargo, no se llevó a cabo por carecer de respaldo de altos rangos militares.

Tras tres meses bajo reclusión domiciliaria, Bolsonaro estropeó el aparato de vigilancia con un soldador, lo que aceleró su reclusión preventiva el sábado.

La representación legal del exgobernante alegó que el suceso se debió a un estado de “desorientación mental” provocada por medicamentos, una justificación rechazada por la corte.

Bolsonaro padece secuelas de una agresión con arma blanca sufrida en 2018 y consume diversos fármacos para controlar complicaciones derivadas de esa lesión abdominal.

La defensa ha solicitado reiteradamente que el tribunal le otorgue la prisión bajo su domicilio para evitar el “riesgo vital” en prisión, y ha adelantado que apelará la condena ante tribunales internacionales.

Igual destino

Este es el cuarto exmandatario brasileño encarcelado desde que finalizó el régimen militar en 1985.

Lula (2003-2010, 2023-presente) pasó 580 días privado de libertad tras ser hallado culpable de cohecho pasivo, pero esa resolución fue anulada por parcialidad del juez y el político de izquierda quedó en libertad en 2019.

Ese mismo año, Michel Temer (2016-2018) fue arrestado dos veces por interferir en una investigación por corrupción en su contra, pero en ambas ocasiones fue liberado a los pocos días.

Y en abril de este año, Fernando Collor de Mello (1990-1992) estuvo seis días en prisión por una condena por corrupción. El tribunal supremo le concedió posteriormente el arresto domiciliario considerando que el exgobernante de 76 años padece Parkinson y trastorno bipolar.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

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