La Fiscalía no acepta la denuncia del señor Juan Graciano, padre de la pequeña Jazlin, en contra del Conani.
Un mes y siete días han transcurrido desde el deceso de Jazlin Isabella Graciano de la Cruz, una infante de tan solo cuatro meses, cuya vida se extinguió mientras se hallaba bajo resguardo del Consejo Nacional para la Niñez (Conani) en Santiago.
El progenitor de Jazlin, Juan Graciano, manifiesta no haber recibido ningún tipo de información de las autoridades del Ministerio Público (MP) acerca de las circunstancias que rodearon el fallecimiento de su primogénita.
“No me han comunicado nada, nadie nos informa. Fui al palacio de justicia y me retiraron en dos ocasiones. Ya no tengo más lágrimas, me siento ultrajado, pero continúo en la lucha, no desistiré, se lo prometí al sepultarla en la tumba, que tendría un padre que abogaría por justicia”, declaró el papá de la bebita a Listín Diario.
Detalló que durante el tiempo que permaneció bajo la tutela del Conani, no le fue autorizado el encuentro con la bebé. “No la pude ver ni por cámara, no pude darle un abrazo, ni decirle mami te amo”.
La recién nacida, quien cumpliría cinco meses este 20 de octubre, se encontraba en un centro de acogida llamado Red de Misericordia en el área de La Otra Banda de esta ciudad. Según el padre de la menor, la persona encargada de su cuidado presuntamente le administró el biberón, la colocó boca arriba y la niña sufrió una broncoaspiración, lo que le provocó la muerte.
Miriam Cruz, abuela de la niña, había acondicionado en su hogar una habitación para su nieta, con su moisés, su toldillo color rosado, sus juguetes y un álbum de fotos de la pequeña desde su nacimiento. Hoy abraza a su hijo Juan, lamentando la pérdida irreparable de su nieta.
“Qué descuido, mi hijo, pero se hará justicia, papi, ya verás, estamos aferrados a Dios”, expresaba mientras consolaba a su hijo.
El tribunal de Niños, Niñas y Adolescentes otorgó la custodia de la bebé al Conani, después de determinar que su madre no reunía las condiciones mentales y emocionales para hacerse cargo, tras un intento de autolesión (cortarse las venas). Tiempo después, la niña fue entregada a su tía, hermana de la madre, quien finalmente la devolvió a su progenitora.
Al consultar con el padre de la menor, este señaló que debido a las exigencias de su empleo, no podía asumir la tutela; no obstante, su madre, Miriam Cruz, sí podía cuidarla y acogerla en su casa, donde también reside Juan.
Miriam Cruz, madre de Juan, explicó que la jueza a cargo de su caso se rehusó a inspeccionar el entorno familiar a pesar de las múltiples solicitudes, tanto por conducto de abogados como personalmente, para verificar si el lugar cumplía con los requisitos para la custodia, optando por disponer el envío de la menor al resguardo del Conani.
“El error más grave de la magistrada fue no venir a investigar nuestro núcleo familiar, a pesar de nuestras reiteradas peticiones”, afirmó Cruz.
Juan Graciano indicó que mientras la niña estuvo bajo el cuidado del Conani, la jueza jamás le permitió verla, ni le informaron en qué refugio se encontraba, pese a que él se presentaba a diario en las instalaciones del tribunal.
“El día que tenía programada una videollamada para verla, me llamaron para notificarme que había fallecido”, relató el padre de la niña.
Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.















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