El río Elba (Brémen, Alemania) capturado por Sentinel-1D. / Copernicus Sentinel | ESA
En el Consejo Ministerial de la Agencia Espacial Europea (ESA), realizado en Brémen (Alemania), se presentaron las primeras tomas del satélite Copernicus Sentinel-1D.
Este aparato, el más reciente de la misión Sentinel-1, lanzado el pasado 4 de noviembre, tiene como fin obtener impresiones desde el espacio útiles para la respuesta ante desastres, la observación meteorológica y la vigilancia de embarcaciones en áreas marítimas.
De acuerdo con Nuno Miranda, responsable de la misión Sentinel-1 de la ESA, las imágenes “fueron descargadas y procesadas en un lapso sumamente breve”. Tras el lanzamiento del Sentinel-1B, este remitió sus primeras lecturas de radar a las dos horas de su puesta en marcha.
“El Sentinel-1D lo logró en un tiempo aún menor, lo que consideramos un nuevo récord para los radares espaciales”, comentó Miranda en un comunicado de la agencia espacial.
Los equipos de radar son capaces de registrar la superficie terrestre atravesando nubes y precipitaciones, sin depender de la luz solar, lo que los hace idóneos para monitorear las regiones polares.
Los satélites Sentinel-1C y -1D también integran un instrumento de Sistema de Identificación Automática (AIS), lo que refuerza la capacidad de la misión para detectar navíos y contaminación marina. El AIS del Sentinel-1D se activó también al sobrevolar la Antártida, detectando la presencia de buques en esas áreas extremas.
La península Antártica forma parte de la masa mayor de la Antártida Occidental, extendiéndose por unos 1.300 kilómetros. Consiste en una capa de hielo asentada sobre una cordillera de islas rocosas, con su extremo a tan solo 1.000 kilómetros del punto más al sur de Sudamérica.
El manto de hielo de la península Antártica es uno de los menores del continente, aunque posiblemente el más sensible al calentamiento global, dado que sus glaciares son reducidos y se sitúan en una zona que se calienta velozmente. Las transformaciones visibles, como la desintegración de plataformas de hielo, el adelgazamiento y la aceleración de los glaciares, son indicadores clave del cambio climático en la región.
Esta visualización es monocromática, mostrando el contraste entre el mar y el paisaje nevado de la península.
Tierra del Fuego es un archipiélago ubicado en el confín austral del subcontinente sudamericano. Abarca territorio tanto argentino, al oriente, como chileno, al poniente, y está separado del continente por el estrecho de Magallanes. El punto más austral de Tierra del Fuego es el cabo de Hornos.
Los tonos vivos y marcados de la ilustración superior se generaron mediante el uso de diversas longitudes de onda de radar, conocidas como polarizaciones. En esta imagen, el océano y las cumbres nevadas se aprecian en matices azules, mientras que la tierra se ve en amarillo.
Asimismo, se compartió una visualización (inferior) del glaciar Thwaites y el glaciar Pine Island adyacente, localizados al oeste de la península Antártica. Ambos son susceptibles al cambio climático.
Thwaites es uno de los glaciares más inestables de la Antártida y enfrenta riesgo de retroceso acelerado. Los detalles expuestos en esta toma del Sentinel-1D nos recuerdan la fragilidad de los hielos antárticos.
Esta imagen también emplea múltiples polarizaciones de radar para capturar datos mejorados del entorno. En ella, el hielo marino flotante se distingue en tonos púrpuras o violetas, mientras que el glaciar se muestra en blanco.
La difusión de estas imágenes sigue además a la trigésima Conferencia de las Partes, o COP30, donde se discutieron las repercusiones del calentamiento global y las estrategias de contención requeridas.
El informe sobre el estado del clima de la Organización Meteorológica Mundial para la COP30 indica que, entre octubre de 2023 y septiembre de 2024, los glaciares sufrieron la mayor pérdida de hielo registrada desde 1950.
El documento sostiene que esto equivale a un incremento medio del nivel del mar de 1,2 mm. El informe también subraya que, el 24 de febrero de 2025, la extensión del hielo marino antártico alcanzó su tercera menor superficie desde el inicio de los registros satelitales en 1978, siendo la menor la registrada en 2023.
Simonetta Cheli, directora de los programas de observación terrestre de la ESA, declaró: “Esta misión pone en primer plano la información en la que nos sustentamos como colectivo para continuar analizando y actuando sobre el cambio climático, datos esenciales en aplicaciones para comprender y estudiar nuestro planeta”.
Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.














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