Madrid (EFE).- Diseña un avatar, selecciona su carácter, sus vínculos, crea una vivienda, asegúrate un puesto de trabajo, genera ingresos, forma una familia, cultiva pasiones, explora y vive una existencia paralela en un ámbito digital. El simulador social por antonomasia, ‘Los Sims’, alcanza su cuarto de siglo transformado en un fenómeno que ha trascendido las pantallas.
El videojuego, estrenado en el año 2000 por el creador estadounidense de juegos Will Wright, se gestó con la idea de elaborar “un simulador de seres vivos” que incorporara elementos de su creación predecesora, ‘SimCity’, una simulación centrada en el diseño y administración urbana que vio la luz en 1991.
Veinticinco años después, ‘Los Sims’ han cautivado a más de quinientos millones de usuarios a nivel global con las cuatro entregas, y la multitud de expansiones, publicadas hasta la fecha en ordenadores, consolas y dispositivos móviles. Es un título accesible sin coste que, no obstante, permite desembolsar dinero real para adquirir adicionales y ampliaciones que enriquecen y profundizan la vivencia.
“Su emblema cultural se ha vuelto tan influyente que, de forma similar a como reconocemos la gorra de Super Mario o el pelo azul de Sonic, si observamos el rombo verdoso sobre la testa del ‘Sim’ manejado por el jugador, lo identificamos al instante. Es un símbolo que ha rebasado el ámbito de los videojuegos. Es fundamental, forma parte de nuestro acervo cultural”, afirma en declaraciones a EFE Mario-Paul Martínez, profesor de videojuegos y entornos virtuales en la Universidad Miguel Hernández de Valencia.
Más que un mero juego, hoy por hoy el título de EA funciona como una plataforma de ocio gratuita apoyada en una vasta comunidad en línea que se nutre de paquetes de personajes y temáticas que multiplican y extienden las posibilidades del juego.
Bajo esta premisa, la dinámica en ‘Los Sims’ es sencilla: el jugador da forma a un ser digital al que dirige, dotándolo de atributos físicos y de personalidad. Un personaje al que debe orientar y atender en un universo virtual que demanda decisiones constantes, como establecer relaciones, adquirir un inmueble, decorarlo, formar pareja, tener descendencia, contraer matrimonio o progresar económicamente y en la escala social. Las alternativas son casi inabarcables.
El juego estimula constantemente, mediante encargos y desafíos gratificados con moneda virtual, a que los jugadores dediquen el mayor tiempo posible conectados en ese mundo digital para generar fondos y destinarlos a adquirir complementos para su avatar.
“Resulta asombroso que el principio aristotélico que rige este juego sea que ‘la riqueza conduce a la alegría o al trato social’. Es un juego cuyo mayor propósito es el consumo, la creación, poseer la mejor residencia, el mobiliario más selecto, la obra de arte cumbre y, si se presenta la ocasión, interactuar con el resto de ‘Sims'”, reflexiona Martínez, quien también es director del documental sobre videojuegos ‘Arcadeología’ y autor del cómic ‘Los Nadie’.
Las principales objeciones que se dirigen al título conciernen a su superficialidad, el uso excesivo de la moneda virtual y la real, o el posible enganche y la tensión que puede generar la conexión ininterrumpida para solventar las carencias de los avatares digitales. Adicionalmente, fomenta necesidades continuas, las metas se alcanzan con demasiada celeridad y, sobre todo, acentúa la necesidad de interacción virtual en detrimento de la presencial.
“En ‘Los Sims’ los jugadores interactúan con el entorno, el vecindario, una casa y se mueven en ese perímetro acotado, lo cual es significativo. Es el ecosistema, la colonia, lo que realmente cobra protagonismo”, explica Martínez.
Se trata de un modelo social idealizado, teóricamente inofensivo, “en el que pocos se resistirían a usar artimañas e introducir códigos para obtener, por ejemplo, fortuna ilimitada sin esfuerzo alguno. Una vía para alcanzar el bienestar y cumplir sus anhelos en el plano digital, logrando, por ejemplo, las viviendas que jamás podrían permitirse en la vida real”, comenta.
Según datos de la empresa desarrolladora, en 2024 los jugadores han invertido más de mil millones de horas en su título más reciente, ‘Los Sims 4’, y han dedicado más de doscientos diez millones de horas a visionar contenidos relativos al juego.
En este contexto, el juego no impone barreras y el ingenio juega un papel crucial: “Siempre se menciona algo bastante positivo, la ‘no agresión’, jugar sin que los verbos principales sean destruir o aniquilar. Se trata de enfocarse en lo constructivo”, concluye.
Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.















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