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Razer Kraken V4 Pro y Razer Freyja, así se percibe el ascenso en confort y experiencias

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El objetivo aquí va más allá de la simple calidad de audio o el confort; se busca que el cuerpo participe activamente en lo que sucede en la pantalla.

Cádiz (1973) Redactor y editor versado en tecnología. Redacto profesionalmente desde 2017 para diversos medios y blogs en castellano.

He estado probando el conjunto formado por los auriculares Razer Kraken V4 Pro y el cojín háptico Razer Freyja durante varias semanas, y es evidente al usarlos conjuntamente que esta dupla fue concebida para ofrecer algo diferente. El objetivo aquí va más allá de la simple calidad de audio o el confort; se busca que el cuerpo participe activamente en lo que sucede en la pantalla. Lo sorprendente es que, a pesar de su notable complejidad técnica, están diseñados para que cualquiera pueda disfrutarlos sin complicaciones. Desde el inicio, comprendí que la meta no era asimilar detalles técnicos, sino permitir que la propia jugabilidad me mostrara la esencia de esta inmersión táctil.

Lo primero que percibes al instalar el Razer Freyja es que, si bien tu asiento permanece igual, tu cuerpo experimenta una transformación. Se trata de un cojín háptico que se acopla a la mayoría de sillas de oficina o *gaming* mediante correas regulables, evitando así modificar tu configuración actual. Solo ajustas las tiras, te sientas y ya está. En cuanto el juego comienza, entiendes por qué Razer ha impulsado esta propuesta tan allá.

El Freyja incorpora seis transductores hápticos distribuidos en la zona de la espalda y las piernas, capaces de recrear sensaciones de procedencia, profundidad e incluso movimientos verosímiles. Lo verifiqué con los primeros efectos: no era una vibración genérica, sino algo con mucha más sutileza. Un impacto cercano no se siente idéntico a uno distante, un acercamiento se traduce en una progresión gradual, y ciertas acciones recorren el cuerpo de forma muy natural. Además, es compatible con todo tipo de contenido (juegos, cine o música), y permite modular su intensidad sencillamente.

Si deseas un control más preciso, Synapse posibilita ajustes individualizados por áreas. Yo he optado por un nivel medio-alto para jugar y uno más suave para el contenido multimedia, aunque cada usuario hallará su equilibrio rápidamente.

En el caso del Kraken V4 Pro, la sensación es complementaria, aunque distinta. Son unos cascos voluminosos, confortables, con un buen almohadillado y un diseño que evita la presión excesiva incluso en sesiones prolongadas. El audio destaca gracias a sus diafragmas TriForce Bio-Cellulose de 40 mm, que logran segregar con nitidez agudos, medios y graves. Esto previene que las voces se solapen con los efectos o que los bajos eclipsen el resto, algo común en auriculares de juego menos cuidados.

El sonido espacial THX también es un gran plus en títulos donde la conciencia del entorno es crucial. Se percibe mejor la lejanía, la profundidad y el origen de cada sonido. Pero el aspecto verdaderamente especial reside en la vibración integrada: la tecnología Sensa HD Haptics decodifica el audio y produce micro-reacciones ligadas a la acción en pantalla. No es una vibración constante, sino que se activa justo cuando es necesario. Un motor, un choque, una detonación localizada; cada suceso obtiene una dimensión corpórea que profundiza la inmersión.

El micrófono *super wideband* merece una mención aparte. Capta la voz con mucha mayor fidelidad que otros micrófonos inalámbricos, un beneficio apreciable tanto en partidas como en videoconferencias.

El OLED Control Hub que acompaña al Kraken V4 Pro se ha revelado como una de esas utilidades inesperadas que resultan indispensables una vez se usan. Permite gestionar más de veinte parámetros sin necesidad de abrir software: volumen, perfiles, nivel háptico, la iluminación, el origen del audio… Incluso puedes personalizar la pantalla con imágenes o animaciones. Sin duda, actúa como la consola central de todo el sistema.

Asimismo, soporta tres dispositivos conectados concurrentemente. Para quienes cambian frecuentemente entre PC, consola y portátil, esto es una gran ventaja, pues basta con girar el mando o pulsar un botón para cambiar la fuente.

El núcleo de este sistema es que ambos dispositivos emplean la misma tecnología háptica de última generación de Razer. Esto facilita que los auriculares y el cojín operen en perfecta sincronía. Cuando un efecto debe sentirse en la cabeza, actúa el Kraken. Cuando debe recorrer el cuerpo, el Freyja toma el relevo. Y en juegos que admiten hápticos nativos, la experiencia escala aún más, ya que los efectos han sido creados por los propios desarrolladores.

Tras un tiempo jugando así, uno se acostumbra a que cada interacción posea una resonancia física. No se requiere ser un experto ni realizar configuraciones complejas: todo opera desde el minuto uno.

Tras varios días de uso, tengo claro que este dúo no está orientado exclusivamente a *gamers* profesionales. Tiene valor para cualquiera que invierta muchas horas frente al ordenador, ya sea jugando, laborando o consumiendo ocio.

Los Razer Kraken V4 Pro ofrecen calidad sonora, confort y retroalimentación táctil sin que debas dedicar tiempo a descifrar manuales. Razer Freyja transforma la silla en un componente activo del escenario. Juntos, forjan un tipo de vivencia difícil de dejar cuando se experimenta. Si buscas que tu equipo te ofrezca algo más que meras especificaciones, esta combinación ofrece un elemento distintivo que se percibe desde el instante inicial. Ambos artículos están a la venta en la página del fabricante.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

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