Editor Freddy Medrano
FILADELFIA , Estados Unidos (Tomado de AP) .-Arropado en todo momento por una marea de fieles entusiastas, el papa Francisco cierra su visita a Estados Unidos del modo más apropiado – con una misa multitudinaria en el mayor bulevar de Filadelfia – mientras pasa tiempo con reos de la cárcel más grande de la ciudad.
Se espera que el «papa del pueblo», de 78 años y que parece alimentarse de la energía de las masas que lo acompañan, enfrente el domingo la más larga de las seis jornadas que ha pasado en Estados Unidos, que cerrará con una misa al aire libre en el Benjamin Franklin Parkway antes de volar de regreso a Roma.
El servicio religioso será además el acto más importante del Encuentro Mundial de Familias, un evento patrocinado por el Vaticano y que es el motivo por el cual el popular pontífice viajó a Filadelfia.
Comenzará el día con un encuentro con obispos de todo el mundo antes de acudir a la prisión Curran-Fromhold, donde visitará a 100 reos – una selección de presuntos asesinos, violadores y miembros de pandillas. Se espera que les ofrezca palabras de esperanza, perdón y redención.
«Su misión son los marginados, los olvidados», dijo la portavoz de la cárcel, Shawn Hawes. «Según lo que sabemos, quiere que aquellos que están bajo custodia sepan que no son olvidados y que pueden redimirse».
Evangelizar en las prisiones ha sido una de las marcas del pontificado de Francisco. Suele reunirse a menudo con presos y ha lavado los pies a reos en las celebraciones de Semana Santa. Además se opone a la pena de muerte en cualquier circunstancia y ha pedido la abolición de la cadena perpetua y la prisión incomunicada.
También se espera que mantenga un encuentro privado con víctimas de abusos sexuales durante el fin de semana, algo que podría ocurrir el domingo. El cardenal Justin Rigali, ex arzobispo de Filadelfia que se retiró en 2011 en medio de un escándalo por abusos sexuales del clero, ofició la misa del sábado con Francisco.
El papa aterrizó en Filadelfia el sábado por la mañana y ofreció una misa para unas 1.600 personas en la catedral-basílica de San Pedro y San Pablo, diciendo que el futuro de la iglesia católica en Estados Unidos necesita de un papel más activo de los fieles, especialmente de las mujeres. Francisco ha insistido en que las mujeres deberían tener un papel más amplio en el liderazgo de la iglesia, aunque ha rechazado la idea de ordenar mujeres sacerdote.
Más tarde el sábado, exaltó los ideales de libertad e igualdad de los fundadores de Estados Unidos en un discurso en el exterior del Independence Hall, donde se firmaron la Declaración de Independencia y la Constitución.
«Esas palabras siguen resonando e inspirándonos hoy, como hicieron con personas de todo el mundo, para luchar por la libertad de vivir de acuerdo con su dignidad», dijo Francisco, el primer papa latinoamericano, sobre el texto de la Declaración de Independencia.
Se refirió a la abolición de la esclavitud, al crecimiento del movimiento obrero, a la lucha por la igualdad racial como prueba de que «esto demuestra que, cuando un país está determinado a permanecer fiel a sus principios fundacionales, basados en el respeto a la dignidad humana, se fortalece y renueva». Advirtió que la libertad religiosa está en peligro pero no hizo mención directa al matrimonio homosexual, al aborto o al programa estatal de contracepción.
Denunció «un mundo en el que diversas formas de tiranía moderna tratan de suprimir la libertad religiosa, o de reducirla a una subcultura sin derecho a voz y voto en la plaza pública, o de utilizar la religión como pretexto para el odio y la brutalidad».
Además animó a los migrantes presentes entre los 40.000 asistentes al acto a celebrar su herencia y tradiciones y les aseguró que son valiosos para América.
El lugar donde nació la democracia estadounidense se convirtió en un fortín para la visita del papa, con calles bloqueadas por vallas metálicas y barreras de concreto, controles de seguridad similares a los de los aeropuertos para los asistentes y miles de policías y soldados de la Guardia Nacional patrullando la ciudad.
Algunos temían que las fuertes medidas de seguridad pudiesen desalentar a algunos fieles y, de hecho, el flujo de pasajeros en tren fue menor al esperado el sábado. Los restauradores se quejaron de que tuvieron mesas vacías.
Pero Francisco fue aclamado por decenas de miles de personas el sábado por la noche en un festival de música y oración en el Parkway, saludando a la multitud desde su papamóvil descapotado. Entre los artistas que tomaron el escenario estuvieron Aretha Franklin y Andrea Bocelli.
El programa del evento se recortó luego de acumular más de una hora de demora y el papa cambió su discurso preparado por una intervención improvisada sobre las familias y el amor de Dios.
Dijo que las familias son una «fábrica de esperanza» aun con sus imperfecciones.
«Defendamos la familia porque ahí se juega nuestro futuro», dijo.
Al final de su intervención, un cántico partió de la Plaza Logan: «¡Viva El Papa, Viva La Familia!»
Los organizadores dijeron que esperan que alrededor de un millón de personas acuda a la última misa de Francisco en Estados Unidos, un país que el argentino visita por primera vez. En el oficio religioso, seis familias – de Australia, Congo, Cuba, Francia, Siria y Vietnam – recibirán una edición del Evangelio de San Lucas firmada por Francisco. Además tendrán otras 100.000 copias más para distribuir en sus países de origen.
«Voy a dárselas a las personas que más lo necesitan», dijo Thomas Coorey, dentista y padre de cuatro niños de Sydney. «Quiero dárselas a las personas que no tienen acceso a la palabra de Dios».
Dijo que Francisco es «el papa más inspirador e increíble que podría dar vida a esta mi iglesia. Y estoy muy agradecido de tener un líder como él, tan humilde y un verdadero siervo de Dios».