11 Sept Madrid (EUROPA PRESS) -.
Investigadores del Instituto Paul Scherrer (PSI) han descubierto que los llamados sesquiterpenos (hidrocarburos gaseosos liberados por las plantas) son un factor importante en la formación de nubes.
El hallazgo forma parte del proyecto internacional CLOUD del Centro de Investigación Nuclear (CERN) y podría ayudar a reducir las incertidumbres de los modelos climáticos y ofrecer predicciones más precisas. El estudio se ha publicado en Science Advances.
Según las últimas proyecciones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), el clima de la Tierra aumentará entre 1,5 °C y 4,4 °C por encima de los niveles preindustriales de aquí a 2100. Estas cifras se basan en varios escenarios sobre cómo evolucionarán en el futuro las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero. En otras palabras, en el mejor de los casos, el objetivo de 1,5 grados del Acuerdo de París podría cumplirse si se consiguiera frenar las emisiones de forma rápida y radical.
En el peor de los casos, esta cifra se superaría con creces. Sin embargo, estas proyecciones también están sujetas a incertidumbres. Por ejemplo, en el peor de los casos, si las emisiones siguen aumentando rápidamente, el incremento de la temperatura podría llegar a 3,3 °C o incluso a 5,7 °C, en lugar de 4,4 °C.
Esta incertidumbre a la hora de predecir cómo cambiarán las temperaturas debido a la evolución específica de las emisiones de gases de efecto invernadero se debe esencialmente a que los científicos aún no comprenden plenamente todos los procesos que tienen lugar en la atmósfera, es decir, las interacciones entre los distintos gases y aerosoles presentes en la atmósfera Esto se debe esencialmente a que los científicos aún no comprenden plenamente todos los procesos que tienen lugar en la atmósfera, es decir, las interacciones entre los diferentes gases y aerosoles contenidos en la atmósfera.
Este es el objetivo del proyecto CLOUD (Cosmics Leaving Outdoor Droplets), una colaboración internacional de científicos atmosféricos en el Centro de Investigación Nuclear del CERN (Ginebra) PSI ayudó a construir la cámara CLOUD y es miembro del comité directivo del proyecto y también es miembro del comité directivo del proyecto.
En concreto, por el momento se desconoce en gran medida cómo evolucionará la nubosidad en el futuro. Sin embargo, se trata de un factor importante en las proyecciones climáticas, ya que más nubes reflejan más radiación solar y enfrían la superficie terrestre.
Para formar las gotas de agua que componen las nubes, se necesitan núcleos de condensación, que son partículas sólidas o líquidas que permiten la condensación del vapor de agua. Los aerosoles son pequeñas partículas sólidas o líquidas, de 0,1 a 10 micrómetros de diámetro, producidas tanto por actividades naturales como humanas y liberadas a la atmósfera. Estas partículas incluyen la sal marina, la arena del desierto, los contaminantes de la industria y el tráfico, y el hollín y el polvo de los incendios.
Sin embargo, aproximadamente la mitad de los núcleos de condensación se forman en el aire cuando distintas moléculas de gas se combinan para formar sólidos. Los expertos denominan a este fenómeno «nucleación» o «formación de nuevas partículas» (FPN). Estas partículas son inicialmente pequeñas, de menos de unos pocos nanómetros, pero con el tiempo las moléculas de gas se condensan y crecen hasta convertirse en núcleos de condensación.
El principal gas antropogénico que contribuye a la formación de partículas es el dióxido de azufre en forma de ácido sulfúrico, procedente principalmente de la combustión de carbón y petróleo. Los gases naturales más importantes son los llamados isopreno, monoterpenos y sesquiterpenos. Se trata principalmente de hidrocarburos liberados por las plantas. Son los principales componentes de los aceites esenciales que olemos al cortar el césped o bañarnos en el bosque. Cuando estas sustancias se oxidan, es decir, reaccionan con el ozono, producen aerosoles en el aire. Lubna Dada, científica atmosférica del PSI, declaró: «Cabe señalar que las concentraciones de dióxido de azufre en la atmósfera han disminuido considerablemente en los últimos años debido a una legislación medioambiental más estricta y seguirán disminuyendo en el futuro».
‘Las concentraciones de terpenos, en cambio, aumentan cuando las plantas sufren estrés, por ejemplo, porque se liberan más cuando suben las temperaturas, se dan condiciones meteorológicas extremas y la vegetación es más susceptible a la sequía’.
Una cuestión importante para mejorar la predicción climática es, por tanto, qué factores dominarán y provocarán un aumento o una disminución de la formación de nubes. Para responder a esto, es necesario saber cómo contribuye cada sustancia a la formación de nuevas partículas. Ya se sabe mucho sobre el ácido sulfúrico, y ahora se conoce mejor el papel de los monoterpenos y el isopreno gracias a las mediciones de campo y a experimentos en cámara como CLOUD, en el que participó el PSI.
Hasta ahora, los sesquiterpenos no han sido objeto de investigación. Porque son difíciles de medir», explica Dada. ‘En primer lugar, porque reaccionan muy rápidamente con el ozono y, en segundo lugar, porque se encuentran con mucha menos frecuencia que otras sustancias’, explica Dada.
Cada año se liberan unos 465 millones de toneladas de isopreno y 91 millones de toneladas de monoterpenos, mientras que sólo se encuentran 24 millones de toneladas de sesquiterpenos. Sin embargo, el estudio actual, del que Dada es autor principal, demuestra que estos compuestos desempeñan un papel importante en la formación de nubes. Según las mediciones, estos compuestos forman diez veces más partículas a la misma concentración que las otras dos sustancias orgánicas.
Para averiguarlo, Dada y sus colaboradores utilizaron la exclusiva cámara CLOUD de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN). Esta cámara es una sala sellada que puede simular una serie de condiciones atmosféricas. Con casi 30 metros cúbicos, esta cámara climática es la más pura de su clase en el mundo», afirma Dada. Podemos estudiar las bajas concentraciones de sesquiterpenos registradas en la atmósfera», explica Dada.