7 Sept Madrid, 7 Sept (EUROPA PRESS) – La tecnología agrícola puede minimizar las emisiones de gases de efecto invernadero.
Los cambios a gran escala en el sistema alimentario mundial no sólo podrían reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que podrían lograr emisiones netas negativas para 2050.
Según un nuevo estudio publicado en PLOS ONE por un equipo internacional de investigación dirigido por Maya Almaraz, de la Universidad de Princeton, y Benjamin Houlton, de la Universidad de Cornell, unas tecnologías y una gestión agrícolas más avanzadas podrían no sólo reducir el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, sino también reducir las emisiones negativas netas, es decir, las emisiones de invernadero que el aumento de gases de efecto invernadero provocado por el sistema alimentario, y podrían eliminar por completo el aumento de gases de efecto invernadero.
De hecho, las nuevas tecnologías agrícolas podrían dar lugar a emisiones negativas netas de más de 13.000 millones de toneladas de gases de efecto invernadero cada año, mientras el mundo intenta evitar extremos climáticos peligrosos.
El decano Ronald P. Lynch, de la Facultad de Ciencias Agrícolas y de la Vida de la Universidad de Cornell, afirma: “Nuestra investigación reconoce que el sistema alimentario es una de las armas más poderosas en la lucha contra el cambio climático. Tenemos que dejar de pensar en soluciones milagrosas y utilizar incentivos basados en el mercado para probar, validar y ampliar rápidamente las soluciones locales”.
La red mundial de sistemas alimentarios es responsable cada año de entre el 21% y el 37% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Dado que se prevé que la población mundial se acerque a los 10.000 millones de habitantes a mediados de siglo, las emisiones de gases de efecto invernadero del sistema alimentario mundial podrían aumentar entre un 50% y un 80% de aquí a 2050 si no se controlan.
Estudios anteriores han indicado que cambiar las dietas en todo el mundo es la clave para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero del sector del sistema alimentario, pero Houlton y Almaraaz creen que la reducción de emisiones podría ser mucho mayor.
Si todos los seres humanos adoptaran la llamada dieta “flexitariana” promovida por la Comisión EAT-Lancet (un grupo mundial de expertos que han establecido dietas nutritivas, saludables y sostenibles) para 2050, los científicos han calculado que la reducción total de emisiones de gases de efecto invernadero sería de 8.200 millones de toneladas, lo que está muy lejos del objetivo de emisiones negativas netas.
Almaraz, investigador de la Universidad de Princeton, afirma: “Nuestro estudio analiza tanto los cambios en la dieta como las tecnologías agrícolas, así como distintas opciones para reducir drásticamente las emisiones. Esto incluye el análisis del secuestro de carbono”.
El estudio, en el que participaron científicos de Kenia, Dinamarca, Malasia y el Reino Unido, concluyó que los cambios en la dieta tenían escasa repercusión en el secuestro de carbono, en contraste con las tecnologías agrícolas, que presentaban notables beneficios a la hora de lograr emisiones negativas a gran escala en todo el sector.
Sólo estamos estudiando 12 tecnologías, pero hay muchas más en desarrollo que son prometedoras para el sistema alimentario”, afirma Almaraz.
Los nuevos modelos muestran que las formas más eficaces de reducir las emisiones consisten en promover las enmiendas del suelo de los cultivos (biochar, compost y enmiendas de roca), desarrollar la agrosilvicultura, avanzar en los métodos sostenibles de recolección de marisco y promover la producción de fertilizantes alimentados con hidrógeno.
Por ejemplo, se puede añadir polvo de roca de silicato a los suelos agrícolas cada cinco años para promover la formación de carbonatos en un proceso conocido como “meteorización mejorada”. Según el documento, este proceso consume dióxido de carbono y puede secuestrar miles de millones de toneladas de carbono al año. La agrosilvicultura puede secuestrar hasta 10.300 millones de toneladas de carbono al año plantando árboles en tierras de cultivo no utilizadas, y se pueden eliminar hasta 10.700 millones de toneladas de dióxido de carbono cultivando algas a nivel del mar y enterrándolas en las profundidades marinas.
Añadir aditivos a los piensos puede reducir las emisiones de metano en 1.700 millones de toneladas, y aplicar biocarbón a las tierras de cultivo puede reducir las emisiones de óxido nitroso en 2.300 millones de toneladas.
La actuación medioambiental en el sistema alimentario debe empezar a nivel local. Holton señala que los digestores anaeróbicos llevan convirtiendo en electricidad el estiércol de las granjas lecheras de Nueva York desde mediados de los años 70, contribuyendo a reducir las emisiones, apoyar la autosuficiencia energética y mejorar la calidad del agua.
El biogás de los residuos se convierte en energía fácilmente accesible para las compañías eléctricas locales, pero este planteamiento debe evitar las fugas de gas y requiere incentivos financieros. Necesitamos una cartera de soluciones que sean eficaces a nivel regional pero tengan un impacto global”, afirma.
Si la gente opta por una dieta más sana, como sugiere EAT-Lancet, y puede permitírselo, es estupendo”, afirma Houlton.