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Más vale «entenderse» que «perder»: República Dominicana y Haití

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Para los dominicanos, la cuestión de Haití genera una pasión extraordinaria. La historia compartida y las asimetrías socioeconómicas entre los dos países crean sentimientos que inhiben una relac.

Para los dominicanos, la cuestión de Haití genera una pasión extraordinaria. La historia compartida y las asimetrías socioeconómicas entre los dos países crean sentimientos que inhiben una relación de cooperación y colaboración que podría ser de beneficio mutuo.

Esta relación se ha caracterizado más por la «incomprensión» que por el «entendimiento».

La dinámica de los países fronterizos, que tienen «episodios de conflicto» como parte de su historia y que presentan grandes brechas en sus indicadores de calidad de vida, se ha caracterizado por conflictos que impiden el establecimiento de relaciones «ganar-ganar».

La existencia de fronteras «no administradas», la utilización de mano de obra haitiana «no regulada» en sectores económicos como la construcción y la agricultura, la situación de las parteras haitianas en los hospitales dominicanos y, más recientemente, el conflicto creado por la canalización del río Masacre han exacerbado los conflictos y las emociones humanas.

En este último caso, un grupo de empresarios haitianos decidió canalizar el río Masacre en su lado de la frontera, lo que llevó a las autoridades dominicanas a cerrar la frontera. Es evidente que esta decisión tiene importantes implicaciones económicas para ambos países.

Independientemente del nacionalismo que impregna nuestros sentimientos, lo cierto es que ambos países tienden a «perder – perder» y está claro que Haití tiene más que perder que la República Dominicana debido a la asimetría existente entre ambos países.

Haití se ha convertido en el país más pobre de América Latina y el Caribe, mientras que la República Dominicana es la séptima economía más pobre de la región. En términos relativos, el mercado haitiano es el segundo mercado de destino de las exportaciones dominicanas.

El intercambio comercial entre ambos países es de aproximadamente 1.200 millones de USD al año, y el comercio informal en los mercados fronterizos de los cuatro grandes bloques comerciales de Dajabón, Elías Peña, Himani y Pedernales es de aproximadamente 430 millones de USD al año.

De hecho, es mejor «entenderse» que «perder y ganar». Los canales de entendimiento, cooperación y colaboración son las mejores soluciones».

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