“Es un acto valioso que contribuye al avance de la ciencia y al bienestar del país”, dijo Acosta.
La donación de cerebros puede sonar extraña, pero es posible y tiene un impacto significativo en la investigación científica médica. Al donar cerebros, los investigadores tienen la oportunidad de estudiar su estructura y función, lo que puede conducir a una mejor comprensión de las enfermedades neurodegenerativas, desarrollar tratamientos más eficaces y contribuir a la elaboración de políticas de prevención.
Así lo explicó la Dra. Daisy Acosta, Directora del Banco Nacional de Cerebros de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) y Profesora de la Facultad de Ciencias de la Salud, junto con el Dr. José Felipe Guillén Salita, Director de Proyectos Especiales.
A través de una carta abierta, el BNC-UNPHU recuerda a los familiares de pacientes con demencia que si un familiar es diagnosticado con deterioro de la memoria, el biobanco puede realizar todas las gestiones para facilitar la donación de cerebros para confirmar el diagnóstico y para la investigación.
‘Este es un acto valioso que contribuye al avance de la ciencia y al bienestar del país’, dijo Acosta.
Desde 2019, la Academia se propuso avanzar en la lucha para frenar y reducir la prevalencia del Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas en la población dominicana a través de un banco establecido en colaboración con el Biobanco Nacional de Demencias y el Centro de Investigación Avanzada de la Universidad Politécnica Nacional de México.
Para ello, en el biobanco se está analizando tejido cerebral y otras muestras de interés neurológico de al menos 24 cerebros de pacientes con enfermedades neurológicas y de individuos sanos, a través de un programa de donación de tejidos post-mortem. Además, el banco ya ha realizado más de tres estudios para identificar y reducir el impacto de estas enfermedades en Dominica, con la esperanza de prevenirlas en un futuro próximo.
Ofrecido por.
Acosta, experto en psiquiatría geriátrica, afirmó que “la donación de cerebros es esencial para aprender más sobre el diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer”.
Se necesitan tejidos de personas sanas “para compararlos con los de personas con la enfermedad”, pero sobre todo, dijo Acosta, “necesitamos cerebros con antecedentes de la enfermedad”.
Esto se debe a que “se pierde la naturaleza del ADN”.
La donación se realiza después de que el paciente o sus familiares hayan rellenado un formulario en el que aclaran su “voluntad de donar”.
El médico especifica que “si se trata de alguien que está enfermo y no es capaz de tomar decisiones por sí mismo, debe tener a alguien que hable por él”.
Una vez finalizado este proceso, el cerebro se extrae en el Instituto Nacional de Patología Forense y se introduce en una nevera con agua helada.
Es muy fácil extraer el cerebro”. Es fácil pensar: “Oh, se quedará ciego y con la cara hundida”, pero no es así. Hacemos una incisión en la parte trasera, levantamos el cráneo, extraemos el cerebro, lo recibimos, lo pesamos una vez, lo trasladamos inmediatamente a un banco, hacemos toda la operación de separación en el corte y lo metemos en el congelador a -80°C”, explica.
Según Acosta, los cerebros que llegan al banco se conservan en formol al 10%, que se utiliza para preservar tejidos vivos. Además, las muestras se codifican para proteger la identidad del donante.
Consultas en el banco
El objetivo básico de la investigación con tejido cerebral es la enfermedad de Alzheimer, pero también se incluyen otras enfermedades, como la enfermedad de Parkinson y la demencia por cuerpos de Lewy. Según Acosta, el grupo de investigación BNC-UNPHU se centra en el fenotipo neuropatológico y molecular en la enfermedad de Alzheimer y otras demencias relacionadas. Además, el grupo trabaja en la clasificación neuropatológica y biológica molecular de las tauopatías, especialmente en la población que envejece.
Otros temas de investigación son las correlaciones clinicopatológicas en pacientes con demencia, las combinaciones e interacciones entre la patología de tipo Alzheimer y la patología cerebrovascular, otras patologías asociadas al envejecimiento y el diagnóstico molecular precoz de la enfermedad de Alzheimer.
Estudios de prevalencia.
Tras 10 años de estudio de prevalencia e incidencia de la enfermedad de Alzheimer en los departamentos de Villafrancisca, San Carlos, Zona Colonial y Meholamiento Social, la Universidad está realizando un nuevo estudio para captar las variaciones de este colectivo, denominado 10/66.
El proyecto se denomina “La vida a lo largo de los años: 10/66″, y ya está realizando un nuevo estudio de prevalencia local, un estudio de incidencia final y un estudio de cohortes para examinar la validez predictiva del índice de fragilidad.
De los cerebros analizados en el estudio, el 11,6% de los mayores de 65 años presentaban demencia, lo que equivale a 150 000 personas.
Análisis de los factores determinantes
Junto con Cuba y Puerto Rico, el grupo participa también en un estudio sobre los factores determinantes de la demencia entre los hispanos del Caribe y los Estados Unidos.
Prevención del deterioro cognitivo
Del mismo modo, la Universidad forma parte de la ‘Iniciativa Latinoamericana de Intervenciones en el Estilo de Vida para Prevenir el Deterioro Cognitivo’, cuyo objetivo es generar evidencia sobre la implementación de intervenciones preventivas para grupos de riesgo de deterioro cognitivo en poblaciones latinoamericanas.
En un estudio de 14 países de América Latina y el Caribe, lo que queremos ver es si estas personas pueden mantenerse más sanas durante más tiempo”. El acrónimo del estudio es LatAm Fingers y la práctica colectiva se basa en cinco pilares básicos: ejercicio físico, ejercicio cognitivo, nutrición, pruebas médicas y socialización”, explicó Acosta.