Cuando renuncié como Gobernador del Banco Central en 1984-5, el Presidente Salvador Jorge Blanco me ofreció una embajada después de iniciar un proceso que resultó irreversible, estableciendo un tipo de cambio único fluctuante y cambiando la política cambiaria que se mantiene hoy. La rechacé, pero a cambio le pedí que fuera la primera persona en tener acceso a los” Archivos privados del Generalísimo ” en el Palacio Nacional.
Pero ya en 1985 el tema diplomático seguía interesándome. En ese momento, casi todas las islas del Caribe pertenecían al Acuerdo de Lomé, y las antiguas colonias francesas, belgas y británicas en el Caribe, África y Oceanía disfrutaban de un acceso preferencial al gran mercado común europeo existente y también recibían importantes contribuciones de ayuda europea. Martinica y Guadalupe eran partes integrales de Francia, Puerto Rico tenía acceso al mercado norteamericano y, en ese momento, Cuba era muy dependiente de la Unión Soviética. Todas las islas de habla inglesa se beneficiaron de Lomé. Como resultado, solo Haití y la República Dominicana no tuvieron acceso a los mercados prioritarios.
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Se pensaba que solo las antiguas colonias europeas participaban en Lomé, pero miré a dos pequeños países africanos que pertenecían a ese plan y no eran colonias, y luego pensé en la idea de que nuestro país pudiera convertirse legalmente en miembro de Lomé. Fuimos una colonia española durante siglos, pero en ese momento España aún no pertenecía al mercado común de Europa. Nosotros en Francia fuimos colonias solo durante los cortos años del período de Napoleón.
Sabía que no había esperanza al presentar una solicitud solo, pero si se planteaba una solicitud a Haití, la aceptaría porque los franceses exigían un arrepentimiento de conciencia por el trato que dieron a sus esclavos y un gran pago a cambio de reconocer la independencia del país.
Al canciller José Augusto Vega le gustó la idea, pero le preocupaba que los europeos no se inclinaran a incorporar al país a tal gobierno, dado que Haití está gobernado por el famoso “doctor bebé”, Duvalier Jr. Le expliqué que los europeos tardaban mucho en tomar sus decisiones,y a la dictadura duvalierista le quedaba poco tiempo. El Presidente Jorge Blanco aceptó mi propuesta y persuadió al gobierno de Duvalier para que hiciera una solicitud conjunta para que me preparara. Puerto Príncipe dio instrucciones al embajador en Bruselas para que trabajara conmigo.
Luego resultó que no había dinero para el primer ministro para cubrir mi viaje. Liposte dijo que durante la dictadura de Trujillo le vendimos nuestro azúcar y el dictador compró muchas de sus armas, incluidos aviones, por lo que tenía su historial diplomático, pagaría el resto si me pagaran el costo muy reducido de un viaje de Londres a Bruselas. Fue aceptado, recibió un reembolso y finalmente me llegó.
Cuando llegué a Bruselas, el embajador haitiano me dijo que me estaba instruyendo para que hiciera lo que dijera, y cuando ambos fuimos recibidos por altos funcionarios del Espacio Económico Europeo, nos dijo que no esperaban que nuestros dos países hicieran demandas conjuntas. Luego hubo la primera oposición en Francia para incluir a la República Dominicana, pero unos meses después, cuando España se incorporó al Mercado Común Europeo, Felipe González desempeñaría un papel activo en el patrocinio de la participación de los dos países. José Francisco Peña Gómez pudo convencer a los franceses por sus conexiones con líderes europeos de la Internacional Socialista, como François Mitterrand.1 año después de ir a Bruselas,” Baby Doc ” había caído. Los dos países fueron aceptados cuatro años después de la presentación de la solicitud conjunta.
Durante más de 30 años, nuestro país ha recibido asistencia, incluidas donaciones de la Unión Europea, y la inversión privada de la región y el libre acceso a sus mercados nos han permitido desarrollar exportaciones como Guineo.
Moraleja: Hay múltiples formas de “jugar” la baraja de Haití, especialmente a la luz de lo que está sucediendo ahora con los canales y los cierres.’.
