La Victoria es la COBERTURA de un sistema penitenciario imprudente, corrupto e inhumano. En todas las celdas de prisión del país se produjeron disturbios, registros, violaciones y abusos. Victoria es el mayor centro de toda la desigualdad sistémica.
¿La tragedia más reciente, con sus consecuencias en términos de muertos, heridos, traslados y fugas? Es sólo una repetición de escenas que ya se han vivido. El origen de los incendios y disturbios sigue siendo una incógnita.
Se cree que, en ocasiones, fueron pagados o provocados por algunos presos para aprovechar la oportunidad de recuperar su libertad. Estos hechos ocurrieron con la complicidad del gobierno interno local. Imágenes descritas por Roberto Santana hace más de un año mostraban que allí se procesaban 7 millones de pesos semanales.
A pesar de lo persuasivo de sus declaraciones, ninguna autoridad lo llamó para explicar su denuncia. Nadie le pidió que aportara pruebas de sus declaraciones. Parece que no se equivocó.
Victoria fue objeto de varios registros y registros. En cada uno de ellos se recuperaron armas de todo tipo y calibres. Vajilla, electrónica, frigoríficos, televisores, etc.
Esta tragedia más reciente, aunque triste, no sorprende. Muchos de los que murieron ni siquiera fueron condenados y no se encontraban allí de forma temporal, es decir, como medida cautelar, mientras esperaban que se hiciera justicia. Uno de ellos, por robo en una puerta, fue condenado a 3 meses de prisión, pero pasó 11 meses en prisión sin juicio.
Hoy murió. La situación en la que sobrevivieron casi 8.000 personas es inaceptable. Para mejorar sus vidas se construyó la prisión de Las Parras.
No hay motivo para que permanezca cerrado casi cuatro años después de su inauguración. Si los detenidos de La Victoria hubieran sido trasladados a este centro, esto no habría sucedido a tal escala. La alegación de que se está investigando la posible sobrevaloración no impide que se le dé el uso para el que fue diseñado.
Eso por sí solo no puede impedir que Punta Catalina brille. Esta fábrica, al igual que el penal de Las Parras, también fue cuestionada e incluso se anunció que sería demolida por corrupción y sobreprecios. Sin embargo, funciona y gracias a Dios apoya nuestro sistema energético.
Que esta tragedia sea la última que ocurra en La Victoria y que ayude a revisar y transformar nuestro sistema penitenciario.