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¿Otra constitución?

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De hecho, puede crear más problemas en el futuro de los que pretendía resolver.El sistema ya tiene un bloqueo, que claramente se considera muy simple o débil.

Tras la victoria indiscutible, como pronosticaban las encuestas, en la primera vuelta del presidente Luis Abinader, candidato y líder del gobernante Partido Revolucionario Moderno (PRM), en las recientes elecciones presidenciales y parlamentarias, cuyo ganador fue los ciudadanos dominicanos por los que votaron, una pregunta fundamental sigue sin respuesta: ¿tendremos una nueva Constitución en los próximos cuatro años?

La respuesta a esta pregunta es complicada en política. Nada puede considerarse seguro hasta que se hace realidad. Vivimos, como enseñó Albert Camus, en el reino de lo absurdo. Todo es posible y nada está garantizado.

Además, cualquier modificación de la Carta Magna, independientemente de su forma o significado jurídico, era un acontecimiento político de gran importancia. Por lo tanto, esto requiere una coordinación política obligatoria, tenga o no mayoría el partido gobernante en la cámara legislativa.

Es lo que es y no puede ser de otra manera. A También se necesita una campaña para convencer a la mayoría de los países de la relevancia de un cambio en la superestructura del sistema judicial que generaría legitimidad, en lugar de ley de legitimidad, para los fines de su búsqueda.

Presidente. Abinader habló de la necesidad de una reforma por delante. Lo apoyó alegando que era necesario un mayor bloqueo para evitar que el presidente cambiara las reglas político-legales para mantener su poder.

Recuerden la promesa electoral del presidente Abinader según la cual debemos asegurar que la Fiscalía esté verdaderamente independiente y no sólo oficialmente dependiente del titular de la Procuraduría General de la República, como lo hace actualmente la jueza Miriam Germán Brito.
Esta intención debe ser bien pensada y plenamente socializada y discutido. De hecho, puede crear más problemas en el futuro de los que pretendía resolver.

El sistema ya tiene un bloqueo, que claramente se considera muy simple o débil. Para que se apruebe la reforma se requiere una mayoría especial de dos tercios de los miembros del consejo. A esto hay que añadir un referéndum afirmativo, si afecta a los derechos fundamentales.

Y el peligro de un mayor control para bloquear las reformas. La nueva vía constitucional es que fácilmente petrificaremos la Constitución. Y encadenaremos a las generaciones futuras para que soporten los estándares de generaciones pasadas o muertas.

Tal como están las cosas creemos que tendremos la Constitución de Abinader en su nueva presidencia. Veremos.

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