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Santo Domingo.- La violencia de género es un problema mundial que afecta a millones de mujeres cada año, aunque es crucial apoyar a las víctimas y asegurar que reciban el respaldo necesario para sanar, también es fundamental abordar las raíces del problema.
La psicóloga clínica y sexóloga Heidy Camilo Hilario advirtió que, en primer lugar, el agresor debe reconocer que comete un acto violento y que utiliza la fuerza física para dominar, someter y controlar a su pareja; esta aceptación no debe surgir como parte de una estrategia manipuladora, sino como resultado de una introspección honesta y consciente.
“Para que un hombre se dé cuenta y pueda, desde la conciencia y no desde la emocionalidad reactiva, debe reconocer que efectivamente es una persona violenta, que se des
espera y que tiene problemas de manejo de ira”, señaló la experta en violencia intrafamiliar.
Además, indicó que el trabajo terapéutico con hombres que ejercen violencia requiere más que una expresión de arrepentimiento emocional, ya que implica una transformación profunda del sistema de creencias y comportamientos del agresor.
Luego de ahí, el segundo paso es, “empezar el camino a reconocer cuándo manipula, cuándo controla, cuándo aísla y todas aquellas técnicas coercitivas que se dan dentro de las relaciones violentas”, afirmó la terapeuta de pareja con consulta en el Centro Vida y Familia Ana Simó.
Asimismo, dijo que el proceso terapéutico implica evaluar la personalidad del agresor, generalmente mediante pruebas psicológicas, “esto es con el fin de identificar el tipo de perfil violento con el que se está trabajando. Esta evaluación permite confrontar al paciente con sus propios patrones de comportamiento y comenzar un proceso de deconstrucción de ideas y actitudes basadas en el machismo”.
Explicó que es necesario que el paciente reconozca cuándo manipula, controla o aísla, y que identifique qué pensamientos sostienen su ideología violenta.
“Esto bajo la base de que empieza a identificar todos y cada uno de los pensamientos que sostienen la ideología machista que ha primado en su vida y deconstruir todos esos muros que sostienen esa pared llamado machismo, que es uno de los factores que se van trabajando a lo largo de la vida”, indicó Camilo Hilario.
Agregó que hay esperanza en los casos de agresores con perfil hipercontroladores, que sí pueden presentar mejoras significativas cuando se comprometen con el proceso y logran un verdadero despertar emocional y cognitivo.
“No se trata de juzgar ni de aniquilar a quien ejerce violencia, pero sí de confrontarlo con una realidad que le permita modificar creencias que han sido normalizadas desde su crianza y entorno social. La transformación es posible, pero requiere trabajar todos estos elementos con los que fue educado, socializado, normalizado y naturalizado”, señaló.
Sin embargo, la doctora añadió que existen otros casos que dejan al profesional sin las herramientas correspondientes.
“Cuando el pronóstico es muy reservado porque es alguien que de repente puede tener un trastorno de personalidad antisocial que es un cero en temas de empatía, de respeto por la vida y de escrúpulos, entonces ahí de verdad que deja al profesional con muy pocas herramientas para poder trabajar” precisó.
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