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Viajar al porvenir para descifrar el ahora

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En un audaz ejercicio de imaginación y crítica social, el escritor argentino Martín Caparrós emprende un viaje temporal para desentrañar los hilos que tejen la historia de Occidente.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

En un audaz ejercicio de imaginación y crítica social, el escritor argentino Martín Caparrós emprende un viaje temporal para desentrañar los hilos que tejen la historia de Occidente. Desde el año 2120, con la vista puesta en el retrovisor, Caparrós observa el mundo de 2020, un momento crucial en la historia de la humanidad.

Su libro, El mundo entonces: Una historia del presente, se erige como un manual de historia contemporánea, que retrata el reinado de una época y sus contradicciones.

Desde las primeras páginas, Caparrós deja claro su enfoque: “El mundo occidental impuso sus formas políticas y militares, lideró la ciencia y las técnicas, definió el arte y el ocio, llevó su forma de ser a todos los rincones”. Con esta premisa, el autor construye un relato que combina agudeza analítica, humor ácido y una mirada crítica sobre las costumbres, desigualdades y paradojas de la sociedad occidental.

El libro, compuesto por 25 capítulos, surge de una serie de artículos publicados en el diario español El País, revisados y ampliados para esta edición. Cada capítulo funciona como una pieza independiente, permitiendo al lector sumergirse en cualquier parte del texto sin necesidad de seguir un orden cronológico. Esta estructura refleja la fragmentación del mundo que Caparrós describe: un planeta desigual, excluyente y en constante transformación.

Un futuro distópico y un presente incómodo

En el año 2120, el conocimiento está repartido entre robots, inteligencia artificial y humanos, estos últimos en un papel cada vez más reducido. Caparrós, desde su alter ego femenino, es asignado por un ministerio llamado Saber Central para escribir esta crónica. Con una licenciatura en Historia y una trayectoria literaria que incluye novelas históricas, el autor se sumerge en la tarea de reconstruir la vida en Occidente desde una perspectiva fresca y, a menudo, irónica.

Su mirada se detiene en aspectos cotidianos que, vistos desde el futuro, resultan absurdos o fascinantes. La vida en las ciudades, por ejemplo, es descrita con una mezcla de humor y crítica: “Todos estamos apretujados en edificios, separados por dos metros de quien vive arriba y otro tanto de quien vive abajo”. Caparrós convierte lo familiar en extraño, invitando al lector a cuestionar lo que da por sentado.

El baño, ese espacio íntimo y universal de aseo, también recibe su dosis de análisis. “Bajo el pretexto de la higiene y el arreglo personal, las personas pasaban más tiempo frente al espejo, enfrentándose a su imagen. Era un momento propicio para la depresión; un instante de demasiada realidad”, escribe el autor.

La muerte, las desigualdades y el tejido social

En el capítulo dedicado a la muerte, Caparrós despliega su ingenio mordaz. “Las palabras esconden a la muerte”, afirma. “Las personas no morían, sino que fallecían, expiraban, fenecían o entregaban su alma. Algunos incluso perecían; unos pocos, parece, sucumbían”. Este ritual, según el autor, reflejaba las profundas desigualdades de la sociedad.

El tejido social de las ciudades también es objeto de su análisis. Caparrós describe cómo los centros urbanos se transforman en espacios caros, habitados por jóvenes exitosos y turistas, mientras los vecindarios tradicionales son desplazados por imperativos comerciales. “Ciudades llenas de ciudadanos que no se comunican entre sí”, resume.

Las personas detrás de las estadísticas. Cada capítulo incluye un sub-capítulo titulado Las Personas, donde Caparrós introduce historias individuales que complementan su relato. El pequeño Damián, un niño dominicano cuyo nacimiento fue celebrado por las Naciones Unidas como el del habitante número 8 mil millones del planeta, es el primero de estos personajes. A través de su historia, el autor expone la desconexión entre los índices macroeconómicos y la realidad de millones de personas que viven en la pobreza. Al presidente dominicano Luis Abinader le gusta tocar esas teclas.

Las estadísticas, omnipresentes en el libro, revelan un mundo brutalmente desigual. “Una de cada cuatro personas — casi dos mil millones — seguía sin acceso a agua potable en su hogar”, escribe Caparrós. “En pleno 2020, 40 de cada 1.000 niños morían antes de cumplir cinco años”. Estos datos, aunque abrumadores, son presentados con un estilo que combina la crudeza con el sarcasmo.

A su obra la marca una fina ironía y una cultura enciclopédica, que representa lo mejor del periodismo literario en español. Martín Caparrós, distinguido en la 40ª edición de los Premios Ortega y Gasset de Periodismo, es reconocido como un “periodista total” y uno de los mayores exponentes de la crónica latinoamericana.

Caparrós quien es conocido cariñosamente como “Mopi” por sus amigos y familiares, reveló a finales del año 2024 que padecía de una esclerosis lateral amiotrófica que ha achicado sus expectativas de vida, expectativa que la plasma en su otro nuevo libro Antes que nada.

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